Músico
empírico como era, por vocación y capacidad de sacrificio, el maraquero y
cantante de “La Tropical”, Faustino Orama
siempre se acercó a los instrumentistas de experiencia, especialmente a los que
dominaban los secretos de la guitarra y el tres, que son instrumentos decisivos
en los formatos soneros.
Dicen
los que le conocieron por esa época que Faustino observaba largo, escuchaba y
preguntaba frecuentemente a los guitarristas y treseros de la agrupación en la
que estaba enrolado, sobre todo a Miranda y a su primo Pepe Osorio, que a
inicios de los años cuarenta era el director de “La Tropical” y lo fue hasta
que el septeto desapareció arrollado por el impulso de otros formatos soneros
preferidos por los bailadores, el conjunto, sobre todo.
El Guayabero en fechas
1936 o inicios de 1937
Funda
su conjunto “Trovadores Holguineros”, con el que durante veinte años realizó
programas en las emisoras de radio de la ciudad, amenizó bailes y fiestas en
sociedades de recreo, colonias de caña y residencias particulares.
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Por
1936, cuando Arsenio Rodríguez, (“El Ciego Maravilloso”), y otros adelantados músicos
cubanos comenzaron a agregar más trompetas y otros instrumentos al septeto buscando
mayor fuerza rítmica y expresiva en sus interpretaciones, Faustino fundó un conjunto al que bautizó con el nombre de “Trovadores Holguineros”[1].
Casi
a la misma vez en el tiempo, muy cerca del barrio donde vivía el músico, Manuel
Angulo Farrán creó una radioemisora, la
CMKO, que abrió sus puertas a los músicos que sin pago
alguno, porque era una planta muy pobre, quisieran tocar ante sus micrófonos.
Esa
era la época, también, del tango, los mariachis, la música española y la norteamericana,
sobre todo el jazz, con el swing de
Glen Miller. A la vez surgió el danzón
de nuevo ritmo y el bolero se revitaliza
con una nueva generación de creadores de la talla de René Touzet, Osvaldo
Farrés, Marcelino Guerra, Orlando de la
Rosa y Augusto Tariche. La conga, la canción afro y la
guaracha por su parte logran notables conquistas a través de Rafael Ortiz (Uno,
dos y tres), Armando Oréfiche (Rumba azul) y Guillermo Rodríguez Fiffe (La
negra Tomasa), entre otros, enriquecen el repertorio de tríos como el Servando
Díaz, las jazz bands Casino de la
Plaza y Lecuona Cuban Boys, charangas al estilo de la de
Antonio María Romeu y los numerosos conjuntos soneros que eran la novedad.
A
todo ello contribuye esencialmente la radio, sobre todo después del éxito del
programa “La Corte
Suprema del Arte” había conseguido el primerísimo lugar en la
promoción para todos los valores que se iniciaban y que buscaban darse a
conocer al gran público y conseguir contratos entre los organizadores de bailes.
Modestamente los “Trovadores Holguineros” acudieron a la CMKO y comenzaron su largo
andar por los caminos de la música cubana.
Interpretaban
una amplia gama de géneros, en primer lugar los sones de Arsenio Rodríguez y Miguel
Matamoros, las guarachas de Bienvenido Julián Gutiérrez y Ñico Saquito, y los boleros
de moda, incluyendo los de los exitosos mexicanos y puertorriqueños Agustín
Lara, Alberto Domínguez, Rafael Hernández y Pedro Flores. De este último, “Obsesión”
se convirtió en el favorito de Faustino que con frecuencia pedía a los
cantantes de su agrupación que los interpretaran. (Para esos años iniciales del
conjunto, Faustino solamente tocaba las maracas y cantaba en los coros;
posteriormente pasó a tocar el tres y a inicios de los años cuarenta comienza a
cantar como solista en algunas piezas, pero nunca en los géneros románticos).
Felizmente
nunca le faltaron excelentes voces primas a “Los Trovadores…” Entre ellas la de
Chicho González; la de Alberto Velázquez, que luego fue un
principalísimo locutor de la CMKO,
y, sobre todo, la de Francisco (Paco)
González, que fue quien por más años estuvo en la agrupación
aportándole su bien dotada voz, lo que le permitía transitar con facilidad por
diversos géneros.
Otra
relevante figura de “Los Trovadores…” fue el trompetista y compositor Francisco Drigg Oropesa (Bayayo),
que antes había trabajado con el conjunto del Cojo Caissés y con Rafael Ortiz
en el cabaret habanero Montmatre. Este músico hizo aportes sustanciales en el
nivel profesional del conjunto de Faustino por ser el suyo un sonido limpio y
poderoso, lo que le daba un toque de distinción a la sonoridad de “Los
Trovadores…”. Bayayo fue el director musical y guía de los otros que en esa primera
etapa dieron sus aportes. Entre ellos el
guitarrista Jorge Rodríguez, los
treseros Eugenio Aguilera Solares y Montalvo,
y el contrabajista Pepín Oramas,
hermano de Faustino.
Para
las trasmisiones radiales y algunos bailes importantes agregaban al ensamble el piano, que tocaba Andrés Coayo y, en ocasiones, por Pepé Delgado.
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En el siguiente enlace los historiadores Zenovio Hernández y César Hidalgo Torres conversan sobre el bolerista Pepé Delgado y una de sus piezas que es síntesis de una agria relación amorosa entre el bolerista y una señorita de la alta sociedad holguinera Carmen Cortina. Al final podrán oír la pieza en la voz de Vicentico Valdés
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En el siguiente enlace los historiadores Zenovio Hernández y César Hidalgo Torres conversan sobre el bolerista Pepé Delgado y una de sus piezas que es síntesis de una agria relación amorosa entre el bolerista y una señorita de la alta sociedad holguinera Carmen Cortina. Al final podrán oír la pieza en la voz de Vicentico Valdés
El
padre de Pepé era el notable pedagogo tunero Rafael Delgado, que impartía la
asignatura de Geografía en el Instituto de Segunda Enseñanza de Holguín desde
su inauguración en 1937. Para que cursara el bachillerato, don Rafael trajo a
su hijo a la ciudad y de inmediato el muchacho se convirtió en una de las atracciones
musicales de las dos emisoras de Holguín, del Teatro Infante (hoy Comandante
Eddy Suñol), y de la orquesta Tentación.
A
diferencia de Faustino, Pepé había recibido una sólida formación musical, que
incluía estudios en el Conservatorio Municipal de La Habana, por eso podía
transitar con facilidad por diversos formatos, impartir clases de música,
componer, orquestar y dar respaldo a importantes empeños culturales que se
gestaban en Holguín, un territorio que desde 1940 había alcanzado la condición de
municipio de primera clase por su alta densidad demográfica, su activa vida
política, social y económica.
Al
paso de unos pocos años Pepé Delgado y Faustino Orama serían los protagonistas
de una de las más enconadas disputas por el derecho de autor de uno de los
sones más populares de Cuba.
[1] Se ignora la fecha de
fundación del Conjunto Trovadores Holguineros. En algunas entrevistas Faustino
dijo que fue en 1936; y en otras que 1940.Testimoniantes consultados consideran
que debió ser entre 1936 e inicios de 1937. Lamentablemente de esa etapa se
conservan pocos periódicos
en la ciudad, pero en la revista habanera Radioguía de septiembre de 1937 se
incluye por primera vez la programación de la emisora CMKO, y en ella se
anuncia el conjunto en un programa que salía a las diez de la mañana.
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