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12 de junio de 2017

Familia y guerrilla en los llanos orientales



La familia y la guerra en los llanos merecen que se le dedique un análisis. El primer asunto es determinar ante qué familia estamos? Una parte significativa de  los integrantes las guerrillas eran campesinos u obreros agrícolas, aunque es verdad que las ciudades de la región también habían dado un aporte significativo.
No siempre es fácil discernir la diferencia entre campesinos y obreros agrícolas. Muchos obreros agrícolas tenían pequeñas parcelas de tierra que se dedicaban a cultivar cuando no había zafra azucarera. Pero en ocasiones esa parcela no era de ellos sino de sus padres, suegros, abuelos u otros parientes. Y los campesinos propietarios de tierras, muchas veces, en tiempo de zafra trabajaban como  obreros agrícolas. Ello provocado por la alta demografía. Los campesinos generalmente tenían  muchos hijos y los obreros agrícolas también conformaban numerosa familia.
A la familia había que agregar, además a los parientes colaterales, tíos, primos, primos segundos e incluso los padrinos de bautizos. Ganar una familia para un bando político  era disponer de una escuadra o un pelotón de combate.
Más al analizar la participación de la familia campesina en la lucha hay que analizarla en dos momentos. Desde antes de la creación del Cuarto Frente, cuando el territorio era controlado por el enemigo y se podía desplazar por el con gran facilidad y después de la llegada de las columnas, cuando los rebeldes dominaron gran parte del territorio.  
En el primer caso estamos ante una labor clandestina. Casi por regla, la incorporación de un individuo al movimiento clandestino o guerrillero, ese llevaba con él a otros miembros de la familia. La esposa, por ejemplo, casi siempre concluía convirtiéndose en colaboradora. Hoy es difícil discernir si, por lo menos inicialmente, entre las esposas que se incorporaban, lo hacían por convicción política o por la relación de subordinación que toda mujer tenía con su marido.
En el caso de los campesinos que se unían a la guerrilla, con ellos también iban todos los que residían en la finca.
Conociendo estas características locales, la labor proselitista de los revolucionarios se dirigía a convencer a los parientes y amigos del barrio que tenían claros criterios políticos y que se sabían que en el caso de no aceptar, no denunciarían al que le proponía su vinculación. Un ejemplo interesante es el de Eddy Suñol Ricardo, natural   de  las Cruces de Purnio, que se incorporó al Movimiento 26 de Julio en 1956 cuando residía en la ciudad de Holguín pero manteniendo un estrecho contacto con su barrio natal. Su esposa (Lola Feria)  y sus  tres  hermanas de inmediato comenzaron a  colaborar con la revolución. Y en las Cruces de Purnio se sumó un primo de Suñol, Lorenzo Mulet, y este trajo a un primo suyo, Gilberto Mulet  Pollato. Lorenzo y Gilberto  convirtieron sus casas en centros de actividades clandestinas y con ellos estuvieron sus esposas y los parientes más  cercanos de ellas. Como Gilberto tenía dos mujeres con sus respectivas familias, ambas quedaron vinculadas al clandestinaje y con ellas arrastraron a los parientes cercanos.
También un hermano de la esposa y el suegro de Suñol se unieron al movimiento 26 de julio.
Eddy Suñol se casa con Lola Feria
En 1956, cuando todavía Fidel Castro no había llegado a la Sierra Maestra, Suñol tuvo que pasar al más absoluto clandestinaje. Ese era un momento en que el movimiento 26 de julio no podía ocultarlo porque no tenía los mecanismos necesarios. Su familia fue la que se dedicó a resolver tan delicada situación: el revolucionario pasó varios meses oculto en las maniguas circundantes hasta que logró incorporarse a la guerrilla de Fidel en la Sierra Maestra[1].
Otro ejemplo interesante que evidencia el destacado papel de la familia holguinera durante la guerra es la de Celso Leyva Fornaris. Desde la Sierra Maestra este combatiente acompañó a Carlos Borjas cuando enviado por Fidel, fue a organizar el frente de acción en Holguín. Antes Celso había venido a la ciudad y recibido y escondido por su familia cuando tuvo que abandonar la guerrilla para operarse de apendicitis. Otra vez la familia lo escondió cuando regresó con Borjas. Después el combatiente se trasladó a las Cruces de Purnio para allí participar en la organización de algunos grupos de escopeteros que operaban en Holguín, Puerto Padre y Gibara; se alojó en la casa de un pariente.  
Miguel Capote, propietario de un comercio en Cauto el Paso, municipio Bayamo, también se sumó al apoyo de las guerrillas; su esposa se convirtió en colaboradora y montó en un pequeño taller en el que confeccionó uniformes y otras prendas de vestir para los  guerrilleros. En el taller trabajaban sus amigas más allegadas. Y un hermano de Capote se sumó al movimiento  revolucionario.
La familia de Delio Gómez Ochoa también es un ejemplo de la incorporación de los parientes a la lucha. Sus tres hermanos, dos mujeres y un hombre, se sumaron al  movimiento clandestino y también su madre y dos primos que se unieron a la guerrilla. La finca de los padres de Delio, ubicada en la carretera entre Holguín y Cauto  fue un centro importante de colaboración, allí encontraron refugio dos combatiente de  las  acciones del 26 de julio de 1953; precisamente en esa finca se organizó el primer grupo de holguineros que se unió a la guerrilla de Fidel,
Otro ejemplo más de la importancia de la familia es la pequeña guerrilla dirigida por Marcos Carmenate que desde abril de 1958 operaba en el territorio del antiguo municipio de Las Tunas. En ella se encontraban varios individuos que tenían lazos familiares, entre ellos un combatiente de apellido Cordero con dos de sus hijos, y tres hermanos de apellido Ávila. Varios  de los  integrantes  eran trabajadores de una finca  azucarera  cuyo capataz era suegro del segundo jefe de la guerrilla.
Lo anterior es prueba de que tras las guerrillas rebeldes que operaron en el territorio de los llanos orientales se movieron fuerzas que hasta el presente no han sido debidamente estudiadas por la historiografía; ello a pesar de que no se puede explicar la historia de la revolución sin tomarlas en cuenta. La familia y los líderes de barrio esperan por un espacio en  esa historia no escrita todavía.



[1] José Abreu Cardet, “Guajiros Clandestinos”. Inédito.

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