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23 de junio de 2017

Faustino Orama, El Guayabero. 15 (Década de 1980. El sonero se convierte en leyenda)


Al iniciarse la década de 1980 la música del complejo beat-pop-rock siguió teniendo aceptación universal, pero sin la aplastante hegemonía que tuvo en los diez años anteriores. Los consorcios discográficos y la industria del entretenimiento estadounidenses abrieron sus puertas aún más al fenómeno salsa y a la llamada world music, las cuales satisfacen a incontables consumidores de sus productos y les reportan abundantes ganancias.
En Cuba, tras importantes éxitos en Argentina, España, México y otros países, se inicia la etapa de mayor reconocimiento a los gestores del movimiento de la Nueva Trova. La prueba es los resultados de las encuestas de popularidad de la revista Opina, la acogida a los discos de Silvio, Pablo, Amaury Pérez e incluso de la nueva hornada de creadores e intérpretes como Donato Poveda, Alberto Tosca, Anabel López, Carlos Varela, Santiago Feliú, Xiomara Laugart, Pepe Ordaz y otros que fueron laureados en el concurso Adolfo Guzmán, una plataforma de reconocimiento de estos y otros excelentes trovadores, jóvenes o viejos, que desde sus provincias no habían logrado espacio en medios nacionales, entre ellos el cienfueguero Lázaro García y el holguinero Ramiro Gutiérrez.
En “la República” de la música bailable cubana, aunque Van Van, Irakere, Algo Nuevo de Juan Pablo Torres y otras agrupaciones eran referencia obligada para muchos en el mundo, no hay duda de que la influencia de la salsa y la polémica sobre su origen estimularon la fundación, promoción y reconocimiento de numerosas agrupaciones soneras de primera línea: Son 14, Sierra Maestra, Karachi, Adalberto Álvarez y su Son, Manguaré, Cándido Fabré, Eliades Ochoa y Pancho Amat.
Pancho, Eliades y Fabré se convirtieron en figuras clave de la música cubana de los últimos lustros y defensores del legado sonero más genuino. Los tres incluyen a Faustino entre quienes le aportaron esenciales enseñanzas y lo invitan a compartir escenario en numerosas oportunidades, especialmente en los Festivales del Son Ignacio Piñeiro realizados en Santiago de Cuba, Guantánamo y Granma, las tres provincias orientales en las que nacieron y fecundaron las expresiones primigenias del género. Fabré es quien lo comienza a llamar “Rey del Doble Sentido”.
Al calor del auge salsero, los festivales de son y otros varios eventos musicales y también numerosas instituciones culturales iniciaron un encomiable trabajo por el rescate de las mejores tradiciones criollas. Se crea un ambiente propicio para que algunos músicos veteranos volvieran a alcanzar los primeros planos de la palestra musical. Grandes hitos fueron las actuaciones de Barbarito Diez en Caracas y la grabación allá de un disco de impecable factura acompañado por la Rondalla Venezolana; reaparece en escena Celeste Mendoza; Pablo Milanés graba la serie discográfica “Años”, donde reunió grandes trovadores soneros, entre ellos Luís Peña (El Albino) y Octavio Sánchez (Cotán), quienes en los años treinta y cuarenta habían impulsado, junto a El Guayabero, esa importante etapa de ruptura y continuidad de la historia de la música cubana en la región nororiental.
En el ámbito internacional, varios cultivadores de la música bailable de Cuba y el Caribe en general —llámese son, boogaloo, tropical o salsa—, fueron recreando a su aire las composiciones de Faustino a partir, sobre todo, de las versiones hechas anteriormente por Pacho Alonso, Ibrahím Ferrer, Ramón Avilés y la orquesta Sensación. Así se suman a la lista de sus intérpretes: Tito Puente, Héctor Lavoe…
En 1982, Pacho Alonso grabó un Larga Duración en homenaje a Faustino, con orquestaciones más cercanas a la salsa concebidas por el maestro holguinero Germán Piferrer y el heredero musical de Pacho, luego fundador de una de nuestras más importantes agrupaciones de hoy, Pachito Alonso y sus Kini-Kini.
Que roña me da (Pacho Alonso interpretando al Guayabero):

En Guayabero, el clásico son que dio nombre al nuevo larga duración de Pacho, a diferencia de la grabación realizada quince años atrás, que sobrepasaba los diez minutos de duración, alcanzó amplia difusión nacional e internacional. Precisamente esa grabación de Pacho influyó en que la pieza la incorporaran a su repertorio Héctor Lavoe y otros. 

En Guayabero, intérprete; Héctor Lavoe:

Pero si importante fue aquel disco de Pacho, no menos trascendente fue la grabación del primer fonograma de Faustino en los estudios Siboney de Santiago de Cuba.

LD El Guayabero. Faustino Oramas.
Estudios de grabaciones Siboney, EGREM, Santiago de Cuba, 1983.
Producción: Lic. J osé J. Padilla Sánchez.
Técnico de grabación: Oscar Pérez López.
Todos los sones incluidos son de la autoría de F. Orama.
• En Guayabero (10.58)
• Como baila Marieta (7.58)
• Contigo mi china (4.26)
• Como vengo este año (6.21)
• Las mujeres de Bayamo (4.17)
• A Félix Solano (4.35)
• Yo toco el son (4.00)
• A María Elena (3.57)

En 1980 la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales (EGREM), inauguró sus estudios en Santiago para satisfacer disímiles solicitudes del talento musical de las provincias orientales. De Holguín fueron parte de su catálogo: la Orquesta Avilés, que por entonces arribaba a su centenario, el Órgano de los Hermanos Ajo, el barítono Raúl Camayd y Faustino Orama, laborioso siempre, que había decidido organizar un nuevo grupo, (que es el que lo acompañó por el resto de su prolongada carrera musical).
El disco se agotó pocas semanas después de salir al mercado y en 1983 obtuvo el Premio EGREM en la categoría Música Tradicional, ganándole a los demás nominados: Ñico Saquito y Los Compadres.
En 1985 y 1989 Faustino regresa a los estudios para concluir una trilogía discográfica que mucho contribuyó a cimentar su prestigio de artista legendario y único, portador y baluarte de tradiciones ancestrales pletóricas de cubanía y de contagioso humor. El artista legendario era, constantemente asediado por legiones de admiradores, periodistas, caricaturiastas, músicos y estudiosos del folklore y la música tradicional, como el rockero español Santiago Auserón y la etnóloga inglesa Lucy Durán, que como otros muchos, viajaban las grandes distancias que separan a Madrid y Londres de Holguín, persiguiendo las huellas del juglar.
En su apartamento Faustino recibe al músico español Santiago Auserón (Juan
Perro), 1989.

Entrada al Rincón del Guayabero, en Holguín
 


En la Ciudad de Holguín El Guayabero era un símbolo. En 1981 cuando, según el Registro Civil de la ciudad, cumplió setenta años de su edad, se inauguró en las céntricas calles Miró esquina a Martí el cabaret “El Rincón de El Guayabero”, y en los altos del edificio las autoridades le asignaron un apartamento para que lo viviera con Moraima, su última compañera en la vida. Con la nueva casa, el músico puso fin a su larga residencia en hoteles, pero no a su vida itinerante y bohemia. De Baracoa, en el extremo oriental de la Isla, a Ciudad Sandino, en el otro extremo, se le veía y oía. Los aplausos retumbaban en todas partes.
Es verdad que para entonces ya no bebía tanto ron como antes, sino, solo en contadas ocasiones, que podía ser cuando tenía visitantes ilustres. En los otros momentos el músico, que se había convertido en el más celoso guardián de la abstinencia y la disciplina de grupo musical alguno, pedía su “lechita”.

 Entre sus visitantes asiduos estaban Miguel Cano Blanco, primer secretario del Partido Comunista de Cuba en Holguín, y Pedro García Lupiáñez, presidente de la Asamblea del Poder Popular en la provincia de Granma. Este último gobernante le compuso un son que grabó la Original de Manzanillo: “Trovador guitarra en mano vas” que resultó un suceso musical en la voz de Cándido Fabré. Y como esa, otras, hasta el extremo de que pocas figuras cubanas acumulan una lista tan numerosa de composiciones homenajes o que resaltan peculiaridades de su personalidad, “Orden del día”, por Frank Delgado; “El burro de Mayabe”, por Pedro Luis Ferrer, “Apretaíto perorelajao”, grupo  Sampling y…
  • Faustino Oramas, grabación realizada por A. Revé y el Expreso de Oriente e incluida en el disco CD “Cuba Tonight”, grabado en el 2006 en España por el sello “Envidia”.
  • Un son para El Guayabero, del binomio López y Yara e incluido en varias grabaciones de Ibrahím Ferrer, entre ellas el CD “Tierra caliente”, EGREM, 1998.
  • Homenaje al Guayabero, de Delfín Ramos y grabado por el Septeto Síncopa.
  • Trovador guitarra en mano vas, de Pedro García Lupiáñez y grabado en 1990 por Cándido Fabré y la Original de Manzanillo. Disco LD “Guayabita del Pinar”, Estudios Siboney, EGREM, Santiago de Cuba, 1990.
  • El estilo del Guayabero, del binomio Jorge Fernández y Pablo Jústiz y grabado por la agrupación Los Naranjos.
  • Cuidao, cuidao, de David Álvarez y grabado por su autor con el grupo “Juego de Manos” para el sello discográfico inglés Tumi Music.
  • Un son para El Guayabero, de Cleanel Ricardo y grabado por la Orquesta Avilés.
  • Blues de Marieta, de Ernán López-Nussa y grabado por su autor.
  • Cundiamor, son con música de Noel Nicola y grabado por este en su disco LP “Tricolor”, producido por la EGREM en 1988.
  • Al Guayabero mi son, grabado por el Septeto Oyaré en el CD “Mi son elegante”, producido por el sello Bis Music, 2006.
  • Honor al Guayabero, de Alejandro Arencibia e incluida en el CD “Abriendo caminos” del septeto Son de Nipe, producido por el sello Colibrí, 2005.
  • La nave estelar, grabado por su autor Juan Perro (Santiago Auserón) en el disco CD “Río Negro”, España, 2010.
En 1986 el cineasta Octavio Cortázar estrenó su documental “En Guayabero mamá, me quieren dar...” en el que explora su aporte sustancial a la cultura del pueblo y sus peculiaridades artísticas y humanas. La obra resalta, sobre todo, su permanente entrega al trabajo, virtud que no disminuía con el paso de los años.

22 de junio de 2017

Faustino Orama, El Guayabero, 14. (Encuentro con Pacho Alonso. Faustino salta a la historia de la música cubana. Deja la guitarra y definitivamente se acompaña con el tres)



Pacho Alonso

Feliz y decisivo para la proyección nacional de la obra de Faustino fue su encuentro durante el carnaval de 1964 en San Germán, Holguín con el notable cantante Pacho Alonso, quien incorporó varios de sus sones a su repertorio, sobre todo “En Guayabero”, en ritmo de pilón, con el que logró un significativo éxito en Cuba y el exterior.
Al año siguiente la pieza apareció en un disco de larga duración que Pacho grabó en los estudios de la EGREM y que fue comercializado en los países socialistas de Europa.

Pacho Alonso interpretando: En Guayabero, de Faustino Orama:

Por cierto en esas mismas fiestas populares también tuvo su bautizo de fuego el pa’cá, ritmo en el que su creador, Juanito Márquez, uno de los más notables arreglistas y orquestadores de las obras de Pacho y El Guayabero, fusionó el joropo venezolano con la música cubana e hizo de Holguín en esa etapa una de las capitales de la música bailable en la Isla.


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Inmediatamente, ya con su definitivo nombre artístico y el estatus de trovador profesional, El Guayabero actúa por primera vez en emisoras y canales de televisión de la capital cubana, en el Hotel Nacional y en otros muchos centros nocturnos habaneros y de otras provincias y municipios. Con ímpetu juvenil el juglar reinicia sus periplos por todo el país, pero ahora con el aval de una obra consolidada que se multiplicaba, a través del disco y los medios de difusión, en múltiples versiones y arreglos.
Otras figuras y agrupaciones que se nutrieron de su pequeño pero contagioso y simpático catálogo fueron Ramón Avilés, Edda Quian, Niño Rivera, Conjunto Club de Salinas, Ibrahím Ferrer con Los Bocucos, las orquestas Sensación, Neno González, Original de Manzanillo, Maravillas de Florida, la Hermanos Avilés y la de la Imprenta Nacional. Estos interpretes en el lustro 1965-1970 popularizaron en todo el país sones como “Oye el consejo”, “Ay candela”“Me voy pa Sibanicú, “Como vengo este año” y “Como baila Marieta”.
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Versión de "Candela", de Faustino Orama, interpretado por Ibrahim Ferrer en el CD Buena Vista Social Club (ganador del premio Grammy):

!AY CANDELA!
Autor: Faustino Oramas Osorio
Interprete: Buena Vista Social Club.
Ay candela, candela, candela, me quemo, aé
Puso un baile una jutía,
para una gran diversión
de timbalero un ratón
que alegraba el campo un día
Un gato también venía
elegante y placentero
buenas noches compañero
siempre dijo hacia el timbal
para ahi el dijo de tocar
para descansar un poco
salió el ratón medio loco,
también voy a descansar
y el gato en su buen bailar,
bailaba un danzón liviano
el ratón se sube al guano
y dice bien placentero
Y ahora si quieren bailar
busquen otro timbalero.
Ay Candela, Candela, Candela me quemo aé
Oye Faustino Oramas y su compañero
necesito que me apaguen el fuego.
Margarita llama pronto a los bomberos 
para que vengan a apagar el fuego.
Oye si estás perdido marca los siete cueros
y asi vendrán mas pronto los bomberos
Margarita que me quemo
Yo quiero seguir gozando
La candela me está llamando
Me gusta seguir guarachando
Esta tarde venimos acabando )
Como quiera seguimos tocando)
La mujer cuando de agacha )
Se le abre el entendimiento, )
La mujer cuando de agacha é)
Se le abre el entendimiento é)
Y el hombre cuando lo mira )
Se le para el pensamiento.)
De ti me gusta una cosa )
Sin que me cueste trabajo,)
De ti me gusta una cosa é)
Sin que me cueste trabajo é)
De la barriga pa' arriba )
De la cintura pa' abajo )
Mira se quema, se quema mamá)
Mira se quema, se quema oye)
Mira mamá que me quemo)
Mira llama pronto a los bomberos)
Para que vengan apagar el fuego)
Mira que el fuego me está quemando)
Y yo quiero seguir guaracheando)
Mira que fuimos pa Bayamo)
Mira que somos cantantes)
Mira se quema la Maya)
Mira ese pito que suena
Buena tarde  toca mamá)
Santiago de Cuba está que se prende en llama )
Se quema, se quema oye)
Mira me quemo, me quemo)
Mira mi mami me quemo)
Oye yo quiero seguir guarachando)
Mira mamá que yo me estoy quemando)
Faustino Oramas tú estas acabando)
Mira se quema, se quema)
Mira mi mami se quema)
Oye se quema se quema.

Las piezas anteriormente mencionadas soportaron la avalancha de música beat, pop y rock y las dulces baladas y canciones italianas, francesas, españolas y norteamericanas, con figuras como Julio Iglesias, Charles Aznavour, The Beatles, Rolling Stones o Rita Pavone, que invadieron a Cuba.
Memorables fueron las actuaciones de Faustino en “El Comedor de Guachinango”, una instalación gastronómico-musical que tomó como nombre uno de los sones más emblemáticos de Miguelito Cuní, y que reunió un magnífico elenco artístico que giró por toda: Gilberto Noroña (Carioca) con sus aplaudidas parodias y excentricidades, El Guayabero con sus sones picantes y José Antonio Pinares con su Quinteto Camagüey. De carnaval en carnaval se les oía y con ellos y otros músicos se bailaba de pilón, dengue, mozambique y el siempre vigente son.
Otras figuras holguineras de la misma época que alcanzan notoriedad.
En las vertientes cosmopolitas en boga sobresalían la baladista Pilar Moráguez, los grupos Los Cankas y Los Century. La naciente nueva trova contaba con Ramiro Gutiérrez y Freddy Laborí (Chispa). El barítono Raúl Camayd y su compañía lírica ganaron aplausos en los más exigentes escenarios con sus zarzuelas, operetas y revistas de variedades. Y no menos trascendentes fueron los aportes de los maestros Juanito Márquez, Germán Piferrer, Manuel de Jesús Leyva (Koko) y de agrupaciones de música bailable como las jazz band Hermanos Avilés y Los Chicos de Cuba y los conjuntos Los Diablos y Ases del Ritmo.
Ases del Ritmo logró contar, entre 1967-1969, con el piano, los arreglos y composiciones de una personalidad legendaria del son: Lilí Martínez. Por su parte Los Diablos, entre 1968-1969, contaron con la voz y el carisma de Faustino que, jocosamente, gustaba de presentar la agrupación como Los enemigos de Dios.
Ese conjunto entonces era considerado uno de los mejores de Oriente por lo que actuó en los más importantes centros nocturnos de Cuba junto a Roberto Faz, y las orquestas Sensación y la Aragón.
Fundado por el guitarrista Jorge Rodríguez, entrañable amigo y compañero de varias etapas en el quehacer del famoso trovador sonero, Los Diablos había logrado una formidable sonoridad, empaste y repertorio. A ello contribuyeron músicos, compositores y arreglistas de la valía como Jorge Rivero (luego pianista de Rumbavana y creador de boleros como “Descarga corazón” y “Si en silencio me amas”, el trompetista Conrado Quevedo que, entre otros aportes, le puso al instrumento sordinas como en la época de oro del jazz.
Otros lazos de Faustino con Los Diablos eran que allí tocaba el contrabajo su hermano pepín Orama y los bongoes su sobrino Carmito Orama y la voz hermosa y potente al estilo de Miguelito Cuní era la de Ramón Arrieta, otrora integrante de “Trovadores Holguineros”.

El Guayabero en fechas
Inicio de la década de 1970
Deja la guitarra y se acompaña definitivamente con el tres