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9 de mayo de 2017

IV Frente Oriental "Simón Bolívar"



Por: José  Abreu  Cardet
Verano sin diversión fue el de 1958 para una considerable parte de la oficialidad del ejército de Batista. Durante casi dos meses se vieron obligados a cambiar la comodidad de los cuarteles y barracas por las empinadas lomas de la Sierra Maestra.  Miles de ellos salieron a una singular operación militar contra las guerrillas dirigidas por Fidel Castro. Para ello contaron con el apoyo de la aviación, la marina y modernos equipos de combate, blindados y piezas de artillería. Sin embargo, contra todo cálculo y lógica, la ofensiva fracasó.
Lo peor para el Estado Mayor del ejército batistiano no fue la pérdida de hombres, que podían reclutar entre las decenas de miles de desempleados, tan abundantes en el país. Lo que era en verdad era un grave problema para ellos es que los guerrilleros capturaron una cantidad considerable de armas y parque y por tanto su capacidad de combate se multiplicó en varias veces.
Con las nueva situación el alto mando revolucionario tuvo dos posibilidades; una, mantener un núcleo numeroso de fuerzas en torno a la Sierra Maestra, y la otra, crear columnas bien armadas que llevaran la guerra por todo el país; Fidel Castro se decidió por la segunda opción[1]. Aceleradamente se comenzaron a formar columnas guerrilleras con las armas ocupadas al enemigo y con otras que en pequeñas cantidades llegaron desde el extranjero. Los combatientes que las formaron eran los que se habían fogueado en la lucha contra la ofensiva de Batista, más los bisoños guerrilleros que se habían incorporado a la guerrilla y que habían sido enviados a Minas del Frío, en plena Sierra Maestra. En ese lugar funcionaba un centro de entrenamiento en el que sometía a los interesados en pertenecer a la guerrilla a un duro entrenamiento; ninguno de ellos tenía armas y debían soportar el hostigamiento  de  la aviación enemiga y un hambre antológica. La aspiración de los muy jóvenes reclutas era recibir un fusil e ir al combate.
Dos fueron las primeras columnas que se formaron, los números 2 y la 8, dirigidas por Ernesto Che Guevara y Camilo  Cienfuegos, respectivamente. La orden que recibieron fue llevar la guerra al Centro y el Occidente de la  isla. En agosto de 1958 se pusieron en marcha.
Luego se comenzaron a preparar otras columnas. Una de ellas se envió a Camaguey y otras tres, las números 12, 14, 32 bajaron a las zonas llanas del norte y centro de la provincia de Oriente a operar en el territorio de los antiguos municipios de Victoria de las Tunas, Puerto Padre, Gibara, gran parte de Bayamo y Holguín. Esas formaron uno  de  los frentes menos conocidos de la guerra de liberación cubana contra Fulgencio Batista: el Cuarto Frente Simón Bolívar.
Cincuenta y cinco años después se reúnen los combatientes que integraron el IV Frente Simón Bolívar en Mir, Holguín

En los siguientes post trataremos de dar una visión general del frente sin enfrascarnos en describir combates y operaciones que fuera del marco muy  local nada les dirían al lector potencial. Lo que sí será de interés es narrar asuntos en ocasiones casi olvidados por la historiografía tradicional, como por ejemplo, el papel de la familia, la  mujer, los caudillos locales, y las motivaciones para acudir al combate. 

Oir entrevista EXCLUSIVA para La Aldea al Comandante Delio Gómez Ochoa, Jefe del IV Frente "Simón Bolívar" 


[1] Desde fecha temprana Fidel tuvo el criterio  de  crear nuevas  columnas. Incluso ya lo había hecho cuando la guerrilla era muy débil aún en 1957 y formó una que puso bajo las órdenes de Che Guevara para que operara en la Sierra Maestra.

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