1874,
Septiembre 12
Telegrama
del Gobernador español de Cuba al Ministro de Ultramar
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Con
esa fecha el Gobernador español en Cuba envió un telegrama al Ministro de
Ultramar en el que le dice: “Doña Lucía
Iñiguez, madre de Calixto García, solicita del Presidente del Poder Ejecutivo
indulto de su hijo, que dice salvó la vida a varios oficiales y soldados del
ejército. Sírvase Ud., informar si se puede acceder a petición de una madre”.
El
ministro español, con indudable extrañeza, telegrafió a La Habana indagando por el
motivo de tan inusual petición. Entonces el gobernador español, en una
extensa carta, le informa de las verdaderas causas de su supuesta bondad:
“Gobierno General de la Isla de Cuba
Secretaria.
Reservado.
Exmo Sr.
“Desde el momento que fue hecho
prisionero Calixto García, que con el carácter de General venía mandando a
los insurrectos del Departamento Oriental, me propuse perdonarle la vida, y
autoricé a su madre para que pusiese
un despacho al Presidente del Poder Ejecutivo pidiéndole indulto de la pena
capital, sobre el cual Vd. se sirvió pedirme informe por despacho
telegráfico.
“El hecho solo de no haber dispuesto
pasar por las armas a Calixto García después de su aprehensión, y la
autorización concedida a su madre para trasmitir aquel despacho telegráfico,
probarán a Vd. que en mi opinión no era conveniente de ninguna manera aquella
disposición que podía tomar en arreglo a los bandos vigentes.
“En el estado en que se encuentra la
guerra y la insurrección, después de seis años, no he creído de ninguna
manera conveniente ensangrentar aquella, y he podido seguir mis propios
sentimientos de humanidad evitando un fusilamiento que no deba producir otro
resultado, escitando (Sic) las pasiones y haciendo más difícil la terminación
de esta guerra.
“Como he dicho a Ud repetidas veces,
esta guerra no ha de acabarse por el esterminio (Sic) de los insurrectos: se
le podrá batir y reducirlos en número, pero esterminarlos, (Sic) es muy
difícil, sino imposible. Es preciso pues batirlos, es preciso perseguirlos
activamente por todas partes, y esto será mi primera atención tan pronto como
reciba y organice los esfuerzos con que he de emprender la campaña en el
centro donde la insurrección tiene alguna, importancia militar. Pero para
concluir con esta guerra se necesita que los insurrectos después de eso,
crean en la posibilidad de un perdón y de un olvido, y en la seguridad de sus
personas. Esa confianza y esa seguridad contribuirá mucho a darla, el ver
perdonada la vida de Calixto García, que por otra parte no se ha señalado por
su inhumanidad con nuestros prisioneros, cuando ese perdón ha podido ser
concebido por la autoridad superior de la isla, sin que sobre ella haya
ejercido presión alguna, la opinión de los muchos que tan equivocadamente
creen que la energía de una autoridad está en las ejecuciones de la pena
capital, y que miran en todos los casos esa política que llaman enérgica,
como la única para acabar con esta insurrección.
“Al verse prisionero Calixto García
trato de suicidarse, pero su herida en la garganta y boca no ofrece ya
cuidado”.
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1874,
Octubre 2
Doña
Lucía viaja a Santiago de Cuba y se reúne con su hijo
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Mientras
se espera la respuesta desde España, doña Lucía viaja a Santiago de Cuba,
adonde ya está en 2 de octubre, que es la fecha en que se presenta al
Brigadier Comandante de la
Plaza, Sabas Marín, solicitándole un permiso para visitar
al hijo en el hospital.
El
militar español accedió y dio esta carta a doña Lucía: “El oficial de la guardia del Hospital Militar de esta plaza permitirá
la entrada en dicho establecimiento, con objeto de ver al prisionero de
guerra Calixto García, a la
Sra. Da Lucía Iñiguez, previa la presentación de esta orden
que le devolverá.
Firmado: El Brig. Comandante Gral.
Marín”.
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A
su llegada doña Lucía descubre que Calixto está viviendo un romance con una
de las enfermeras
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A
su llegada doña Lucía descubre que Calixto está viviendo un romance con una
de las enfermeras. Por tal motivo le reprende, haciéndole ver su condición de
prisionero de guerra. Debió ser entonces cuando Calixto le habló por primera
vez de Leonela Enamorado[1], la
muchacha que había dejado en la manigua próxima a parir.
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¿Sería
aconsejado por su madre que Calixto tramó el plan que más adelante vamos a
relatar?
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1874,
Noviembre 13
Respuesta
de las autoridades coloniales desde Madrid a la petición de perdonarle la
vida a Calixto
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En
esta fecha las autoridades coloniales en Cuba recibieron respuesta de sus
superiores en la península:
“Enterado el Presidente del Poder
Ejecutivo de la República
de la carta oficial, reservada, de VE., de 15 de octubre último, relativo a
la captura del titulado general insurrecto Calixto García. La decisión de
VE., de perdonarle la vida, ha tenido a bien aprobar en todas sus partes la
conducta de VE., en este asunto por los motivos que VE., expresa en su citada
carta oficial”.
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Plan
de Calixto para escapar de las manos españolas
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Y
mientras las autoridades centrales de Madrid y las coloniales en Cuba se
intercambiaban comunicaciones, Calixto García, convaleciente en el hospital
santiaguero, hizo una proposición a los españoles, según consta en documentos
de aquellos: “En un principio
agradecido a la conducta con el observada, y declarando que sintió el mal que
había hecho a su país con la guerra, se mostró dispuesto a trabajar por la
paz”.
En
verdad era esa una extraña actitud de un revolucionario que prefirió el
suicidio antes que rendirse. ¿Que había detrás de esa proposición? La
realidad debemos buscarla en un fragmento de la carta con que el jefe español
informaba a sus superiores de la supuesta disposición de Calixto de ayudar a
los colonialistas. Dice que Calixto expresó “…un manifiesto deseo de salir al campo con nuestras columnas, para
tener conferencias con los insurrectos”.
¿Eran
las verdaderas intenciones del General aprovechar cualquier circunstancia
para escapar? Parece que quien comprendió muy bien el sentido de la propuesta
de Calixto fue el Gobernador español y por eso dice a sus superiores que “me he opuesto a esto, haciéndole entender
que no consentiré en ningún acto en que aparezcan tratos y convenios con los
insurrectos”.
Asimismo
dice el General Concha a sus superiores, aclarando con ello la situación
legal de Calixto respecto a la justicia colonial: “He añadido al Brigadier Marín para que así se lo manifieste a
Calixto García, que si se le ha perdonado la vida sin indultarle de la pena
capital (…) por un sentimiento de humanidad y alta política, sin que sea mi
(ilegible ) tenerlo como rehén para cualquier represalia, como no puede nunca
ser considerado como prisionero de guerra, si esta continuase por algún
tiempo, seria enviado a Ceuta ó a las
islas Marianas”.
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Posteriormente
Calixto García fue trasladado a La Habana, guardando breve prisión en el
Castillo del Morro. En el vapor correo “Méndez Núñez” lo trasladaron a la
península.
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[1]
Leonela Enamorado era hija del Coronel Don Benjamín Enamorado, quien por
un tiempo había mandado la columna de Jiguaní bajo las órdenes de Calixto. (Don
Benjamín también era hijo ilegítimo)
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