A partir del 1900 el centro comercial se
fue ampliando debido al acelerado desarrollo económico y demográfico tras el
término de la Guerra de Independencia y las inversiones de capital
norteamericano en el territorio.
Se abrieron nuevos comercios, talleres, servicios,
bufetes de abogados, clínicas y gabinetes médicos, estudios de ingenieros y
agrimensores y un número considerable de farmacias y sociedades como El Liceo,
el Club Atlético y El Alba. Ahora, además de los ya tradicionales, surgen
nuevos puntos de interés en el Centro Histórico holguinero.
Los comercios y servicios, la principal actividad
económica de la urbe, eran explotados al máximo y se mantenían abiertos a toda
hora. En 1910 los dependientes de los mismos lograron cerrarlos los domingos y
días festivos, obviamente no sin la protesta de sus dueños, encabezados por el
peninsular Saturnino García Zaballa. Éste aludía, para no cerrarlos, que los “guajiros”
[campesinos] solo visitaban la ciudad los domingos. (García Castañeda1955:
35)
La protesta de los dependientes consiguió que los
comercios nada más permanecieran abiertos hasta las 8 de la noche, excepto los
sábados y víspera de días festivos en que podían realizar ventas hasta las 11
p.m.
Desde 1868 habían surgido los
gremios por oficios, y ya muy entrado el siglo XX, la clase obrera con el
interés de protegerse en un régimen social donde imperaba la propiedad
particular de la clase poseedora de la economía nacional, se congregó en
sindicatos de obreros, surgiendo estos en las distintas ramas, entre esas la
del comercio que se forma después de
la caída de Machado, adherido a la Federación Regional Obrera y a la CNOC.
(Urbino 1993: 117) Además se constituyeron asociaciones, como la Cámara de
Comercio en la cual voluntariamente se agrupaban no tan sólo los
comerciantes, sino también los industriales y los profesionales de la
contabilidad. En ella el secretario era un abogado que representaba los
intereses de los asociados. Las bodegas de víveres se agrupaban en la
Asociación de Detallistas. (Peña 2008)
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La Pluma de Oro estaba donde luego se levantó La Moda Cubana, en Libertad, esquina Frexes. |
Interior de “La Pluma de Oro” |
El Potro Antillado, de
Bush y Roca estaba donde ahora la dulcería La Crema
Para 1918 se han inscripto en los registros de
subsidio696 establecimientos, de ahí la importancia que la ciudad y su término
iba adquiriendo. Destacaban entre las
casas comerciales e importadoras: Aguirre y Sondón, Rimblas, García y Co.,
Fuentes e Hijos, Manuel Rippe, Miranda e Hijos y Rosendo Gómez; también eran
reconocidos algunos comercios como el de don Evarito Ramos que se llamó “La
Pluma de Oro” y que estaba donde hoy La Moda Cubana, “El Buen Gusto” de José S.
Betancourt (actualmente Casa de la Trova),
la farmacia “Sirvén” fundada en 1899, que más tarde fue farmacia “Carril”,
única que se conserva de las seis que existieron enfrentadas al parque Calixto
García durante la primera mitad del siglo XX; la talabartería “El Potro
Antillano” (hoy dulcería “La Crema” en Libertad entre Frexes y Aguilera), y
funcionaban desde muy temprano las sucursales de los Bancos Español y Nacional
con más de un millón de pesos sus depósitos.
Cuando llega la corriente eléctrica a la ciudad, (1910),
se beneficia el sector comercial: los
cafés comenzaron a vender junto a los vinos y licores, sabrosos helados hechos
en sorbeteras aprovechando el adelanto tecnológico que era la industria del
hielo y gaseosas. Entre ellos estaba en Holguín “El Fénix” de Domingo Madariaga
e hijos que ocupaba lo que es hoy el vestíbulo del cine Martí; seguido a este,
hacia la derecha, estaba el café Venus (ocupando el lateral izquierdo entrando
del edificio La Periquera).
El centro de la ciudad donde radicaba el sector
comercial había cambiado, el tráfico que antes nada más eran un coche y una
carretilla, creció hasta unos 80 automóviles y muchos coches tirados por
caballos elegantes, y a la vez se observa una actividad febril, precursora de
grandes transformaciones.
En 1919 ya había en Holguín un comercio de alquiler de
bicicletas, situado en la calle Miró 99, propiedad de Miguel Cárdenas. (Archivo
Provincial de Historia, Holguín, Registro de Comerciantes) (Se dice que las
primeras bicicletas las trajeron a Holguín las hijas del Coronel Mr. Duncan N.
Hood, jefe militar de las tropas interventora norteamericanas acantonadas en la
ciudad a partir de los últimos meses de 1898).
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