1844
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Tenía
Calixto García cuatro años cumplidos cuando la familia va a residir al hogar
holguinero de doña Rosario Landín, tía carnal de la madre.
Dice
Casasús: “El niño juega con soldados [de
plomo] y por decisión propia ocupa
siempre la posición del jefe militar, nunca de soldado”.
Y
en alguna pausa durante el juego, no sin dificultad, porque hablan en
secreto, el niño oye que la madre y la tía comentan las cosas espeluznantes
que habían ocurrido en Matanzas, donde ejecutaron a un poeta de color y a otros
cien negros.
Para
entonces, o después, sabe que su abuelo paterno había sufrido la implacable
persecución de España.
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