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22 de diciembre de 2016

La Plaza de Armas Isabel II de Holguín (actual Parque Calixto García), al finalizar la guerra grande de los diez años



Cuando finaliza la guerra (1878), la otrora bella Plaza de Armas estaba completamente enyerbada y en ella pastaban a su libre albedrío cerdos, ovejas y hasta vacas.  Pero acto seguido los dueños de  fincas urbanas, entre ellas viviendas y establecimientos comerciales, acometen la reparación de sus propiedades, pero el Ayuntamiento no pudo hacer lo mismo porque estaba en la completa miseria.

En un manuscrito inédito de Oscar Albanés Carballo, titulado “Narraciones”, que se conserva en la Sala de Fondos Raros y Valiosos de la Biblioteca Provincial de Holguín dice que los años posteriores a la guerra, el Gobierno local de la jurisdicción no pudo disponer “de cantidad  alguna  de importancia para reparaciones de edificios o calles, vías, puentes o reparaciones de caminos”[1].

En  este período  se hicieron muy pocas obras en Holguín, entre ellas la última plaza colonial de las  edificadas en la ciudad, la Plaza Mantilla, (actual parque Infantil Rubén Bravo), iniciada el 23  de enero de 1883 con el objetivo de que sirviera al esparcimiento de las tropas acantonadas en el Cuartel de Infantería, (actual edificio sede de la Central de Trabajadores de Cuba en Holguín), aunque a la nueva plaza acudía parte de la población.

Ese la época lluviosa de 1884, en la Plaza de Armas comenzó a crecer la hierba desmesuradamente y los animales herbívoros se mudaron a ella[2].  Entonces las publicaciones periódicas iniciaron constantes críticas hasta que el Ayuntamiento exigió a la Comisión de Ornato que hiciera algo. La Comisión pidió el respaldo de los holguineros y lo encontró, sobre todo en el Círculo de Dependientes. Se cortó (chapeó) la hierba y se regó con agua la plaza para aplacar el polvo y la tierra que la afeaban.

En 1888  el Ayuntamiento cambió los nombres a las calles de Holguín, siendo bautizadas las que circundan la plaza de la forma siguiente: Comercio (la actual Libertad), Mercaderes (Frexes), España (Maceo) y Concordia (Martí). En la misma fecha se propuso la rotulación de las calles e inmuebles de la ciudad, aunque no fue casi diez años después cuando en los Estados Unidos se compraron las placas de esmalte azul prusia con la numeración y también las 24 farolas modernas y circulares con depósitos para el petróleo que se colocaron en la plaza y otros sitios de la ciudad.



[1] Oscar Albanés Carballo. Trabajo inédito con el título “Narraciones”. Sala de Fondos Raros y Valiosos, Biblioteca Provincial de Holguín.
[2] Periódico “El Periquero”. p.2. Holguín,2 de marzo de 1884

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