Con
información de la Tesis para alcanzar la licenciatura por la Universidad de
Holguín de Yusleydis Hernández Hechavarría
Comparada
con las construcciones de siglos anteriores, en los primeros años del XX, la
vivienda holguinera no tuvo cambios significativos. Estas continuaron siendo,
según el techo que tuvieran, colgadizos (cuando era de una sola vertiente),
atarazana (con dos vertientes) y casa (con cuatro vertientes). Estas últimas
eran consideradas las de mayor valor a la hora de una venta.
Existían
en la ciudad fábricas destinadas a la producción y venta de materiales de
construcción. Los propietarios de estos inmuebles los promocionaban a través de
la prensa local. Los anuncios contenían el nombre y la ubicación del inmueble y
los materiales en venta.
Uno
de los negocios dedicados a ese tipo de operación comercial fue “La Cubita”, “gran fábrica de mosaicos, que se encuentra a
la vista en la casa de la calle de Frexes esquina Maceo y que posee un
excelente muestrario de mosaicos. Se hacen pedidos en todas cantidades”.
Otras
fábricas como “La Estrella”
tenían en oferta variedad de materiales,
además de “hacer toda clase de obras, tales como losetas para hornos,
ladrillos de azotea y panetelas”[1].
En
estos negocios, donde se podían encontrar materiales para realizar “cualquier
eventualidad constructiva”: ampliación, remodelación o la propia construcción de
inmuebles, también prestaban otros servicios, como por ejemplo el “levantamiento
de planos y la construcción de toda clase de edificios, entregando la llave en
la fecha convenida. Hacemos La modelación de dibujos para todos los gustos”[2].
La Sociedad
Mercantil Regular (SMR, en sus siglas) existente en esta ciudad
para el año 1917, y que llevaba por nombre Valdés y Cisneros, se dedicó a la
venta de materiales de construcción, entre otros productos. En acta efectuada los
propietarios ante el por notario José Biosca Jordán, se enumeran los materiales
que comercializaban y al precio en que lo hacía:
“Ladrillos
quemados a 16 pesos el millar; tejas quemadas a 26 pesos el millar; ladrillos crudos
a 9 pesos el millar; tejas crudas a 11 pesos el millar; un barril de yeso a 1
peso y varias piezas de cemento fundido a 8 pesos”[3].
Aunque
la mayoría de las edificaciones no experimentaron cambios en su construcción y
respetaron los elementos arquitectónicos anteriores, algunos vecinos comenzaron
a construir viviendas carentes de elementos artísticos y decorativos como
consecuencia de las necesidades habitacionales que se reflejaban para la época,
por tanto la arquitectura holguinera seguiría siendo funcional.
En
la medida que avanzaba el siglo la vivienda fue incorporando algunos elementos
constructivos dando paso a una arquitectura de corte ecléctico.
Es
entonces cuando la arquitectura holguinera “comienza a responder
tipológicamente a nuevas funciones y a nuevos materiales, como el mampuesto,
techos de lozas portablas y tejas criollas y aparece el hormigón, el hierro y
el acero que representarían e identificarían las técnicas constructivas de una
burguesía servil neocolonizada”[4].
Las
ventas de viviendas no fueron significativas durante los primeros años del
siglo. Los materiales que predominaban en las viviendas vendidas, según consta
en la descripción que dejaron anotadas en los Protocolos Notariales, eran de
baja calidad. La casi totalidad estaban construidos de ladrillos, maderas,
embarrado y tejas y los precios de compraventa oscilaban entre los 100 y 250
pesos oro.
Años
|
Viviendas
|
||||||
Casas
|
Colgadizos
|
Atarazanas
|
Materiales
|
||||
1899
|
6
|
200-1500
|
14
|
100-250
|
4
|
50-100
|
Embarrado,
tejas. Madera y ladrillos
|
1900
|
9
|
150-3300
|
18
|
50-1100
|
4
|
50-150
|
Embarrado,
tejas, madera, ladrillos y portal de horcones
|
1901
|
10
|
100-4500
|
21
|
10-500
|
3
|
50-200
|
Embarrado,
tejas, madera, ladrillos, tierra, tabla y guano
|
1902
|
17
|
50-4000
|
28
|
60-800
|
2
|
50-300
|
Tejas,
madera. Ladrillos, mampostería y tapia
|
1903
|
16
|
100-2380
|
12
|
60-670
|
6
|
100-40
|
Ladrillos,
maderas, tejas, mampostería y hierro
|
1904
|
22
|
40-4000
|
30
|
10-1500
|
7
|
65-200
|
Ladrillos,
madera, tejas, techo zinc y mampostería
|
1905
|
14
|
105-4000
|
38
|
125-1500
|
12
|
75-750
|
Ladrillos,
maderas y tejas
|
1906
|
19
|
200-7000
|
26
|
200-2000
|
5
|
150-300
|
Ladrillos,
maderas y tejas
|
1907
|
40
|
120-8160
|
38
|
50-1400
|
6
|
200-800
|
Ladrillos,
maderas y tejas
|
1908
|
51
|
130-6000
|
43
|
25-4500
|
5
|
130-350
|
Ladrillos,
maderas y tejas
|
1909
|
25
|
100-5485
|
25
|
100-5000
|
4
|
50-180
|
Ladrillos,
maderas y tejas
|
1910
|
53
|
100-4500
|
31
|
50-3000
|
2
|
300-600
|
Ladrillos,
maderas y tejas
|
1911
|
33
|
50-3500
|
31
|
15-3500
|
7
|
50-300
|
Ladrillos,
maderas y tejas
|
1912
|
31
|
250-5000
|
27
|
100-3500
|
8
|
50-800
|
Ladrillos,
maderas y tejas
|
1913
|
33
|
50-6500
|
30
|
80-2860
|
8
|
55-550
|
Ladrillos,
maderas y tejas
|
1914
|
29
|
100-5000
|
36
|
137-2000
|
1
|
100
|
Ladrillos,
maderas y tejas
|
1915
|
39
|
50-5750
|
29
|
100-3000
|
8
|
100-800
|
Ladrillos,
maderas y tejas
|
1916
|
40
|
50-5750
|
30
|
20-1000
|
8
|
100-600
|
Ladrillos,
maderas y tejas
|
1917
|
33
|
50-3000
|
25
|
20-5000
|
6
|
80-1000
|
Ladrillos,
maderas y tejas
|
1918
|
41
|
125-5500
|
22
|
100-8500
|
7
|
500-000
|
Ladrillos,
maderas y tejas
|
1919
|
29
|
50-1600
|
29
|
100-1500
|
3
|
500-670
|
Ladrillos,
maderas y tejas
|
1920
|
21
|
300-1000
|
18
|
200-1500
|
3
|
350-3000
|
Ladrillos,
maderas y tejas
|
Total
|
611
|
|
601
|
|
119
|
|
|
Curiosamente
en los documentos consultados se encontró la venta de un colgadizo que
sobrepasaba la media de los precios con los que se podía adquirir una de estas viviendas,
(año 1899). La venta la realizó Jesús de la Peña y Peña y estaba “situado en la calle Unión [...]
fue vendido a Manuela Torrallas Rubio y de ocupación en las labores de su sexo.
Este
colgadizo
es de ladrillos, madera, tejas y azotea compuesto de 17 m, 64 cm. de frente por 25m 20 cm. de fondo. Por el
precio de 800 pesos oro”[5].
No hay dudas que fue la azotea lo que subió el precio.
En
1900 hay que destacar la casa vendida por la “Señora Mercedes de la Peña y Peña a su hermano
Alcibíades de los mismos apellidos, ambos de esta naturaleza, ella ocupada en
su casa y él abogado de profesión (notario). Esta casa es de mampostería, tejas
y azotea, en la calle Maceo, de 11m y 34cm de frente mirando a la plaza de San
José por 46m 20cm de fondo. La venta se realiza por el precio de 3300 pesos oro”[6].
El precio tan elevado debió estar provocado por los materiales de la
construcción.
Lamentablemente
para los intereses de los historiadores actuales, las personas que acudían ante
notario con el fin de vender o comprar
viviendas,
generalmente no hacían una descripción exacta del compartimiento interior de
éstas. Sin embargo en el año 1903 sí encontramos una descripción de cada
detalle interior, hecha ante el notario Alcibíades de la Peña:
“[...] casa número 25 de la calle de Frexes
esquina Morales Lemus, consta de un solo piso con terreno distribuido en sala,
comedor, cinco habitaciones, cocina, escusado y patio con corredores. La
construcción consiste en zanjas de cemento en las fachadas y pared contigua
macizada con mampostería. Las fachadas son lizas de ladrillos y decoradas con cornisas
de tejas en la enchapadura. Las divisiones son también de ladrillos. Las
puertas y ventanas son de madera de cedro y las ventanas de las fachadas tienen
rejas de hierro. La casa está cubierta con un techo de dos aguas en la primera
emjia[Sic] y en las demás partes es de una sola agua; estando el techo formado
de alfarería de cedro, tabla y teja criolla. Los pisos son de losetas en la
sala, comedor y habitaciones y de ladrillos en las otras partes del edificio.
La venta se hace por la cantidad de 2300 pesos oro”[7].
De
1903 en lo adelante aumentó la compraventa de viviendas, aunque predominó en
ellas los mismos materiales constructivos. En 1905 fueron más las atarazanas
vendidas. Fue una de ellas la “situada en la calle Cervantes, de ladrillos,
maderas y tejas con las siguientes dimensiones: 21m de frente por 25m y 20cm de
fondo. Por el precio de 600 pesos oro español”[8].
Ocurría
frecuentemente en la época que las casas sirvieran de garantía de préstamo de
dinero. Un ejemplo es el realizado por “los señores Pedro Rafael Rodríguez, de
esta naturaleza y propietario y Manuel Lastra Corral, natural de España y del
comercio. El segundo presta al primero la suma de 2000 pesos oro del cuño
español, por el término de
dos
años. A la responsabilidad del compromiso queda la casa de maderas, mampostería
y tejas, situada en la calle de Frexes esquina Libertad en su solar número 77”[9].
En
el año 1908 ocurrió en Holguín el más alto número de ventas de viviendas, 99 en
total. De ellas 51 casas, 5 atarazanas y 43 colgadizos. También ese fue el año
en el que más colgadizos se vendieron.
A
partir de 1909 el número de ventas de atarazanas comienza a disminuir, llegando
a venderse una sola en 1914. Las ventas de colgadizos también descienden en
número, aunque no en igual proporción. Contrariamente aumenta la venta de casas
e igual sus precios. En 1910 fueron 53. La suma más alta fue de 16 000 pesos
en 1919.
La
venta de solares también fue frecuente en el período. Según los Protocolos Notariales,
en su interior algunos tenían pequeñas construcciones. Y porque la mayoría de
ellos estaban ubicados dentro de los
límites de la ciudad, los precios eran altos.
En
abril de 1901 quedó pro escrito en los protocolos notariales del notario
Enrique Rodríguez la venta de un “[…] solar amurallado el cual tiene en su
interior una casa de guano, situado en la calle Prado número 9, de 25 varas de
frente por 30 de fondo, o sea, 750 varas cuadradas de superficie. Por el precio
de 125 pesos oro español”[10].
En
1908 se efectuó la venta de otro “[…] ubicado en la calle Agramonte, con
paredes levantadas hasta la altura regular de un edificio de planta baja
estando la fachada y el primer cuarto en regular estado de conservación y las
paredes interiores en su mayor parte terminadas, pero no siendo habitable por
carecer de techado. Las medidas son de 27 varas de frente por 60 de fondo. El
precio de venta es de 3000 pesos oro americano”[11].
En
las ventas de solares de 1910 aparecen construcciones que habían incorporado
nuevos materiales de construcción y otros elementos constructivos
significativos para la época, como pro ejemplo en el
“lote
de terreno abierto, con una casa de tabla y zinc, donde hay un establecimiento
de víveres, otra casa de techo de zinc sin forrar y que sirve de desahogo al
establecimiento, una casa de yaguas y guano con horno para elaborar pan y con
enseres de panadería y un aljibe. Todo por el precio de 1600 pesos oro
americano”[12].
Asimismo
en los documentos notariales de la época, sobre todo a partir de 1910, se dejan
frecuentes anotaciones de ventas de viviendas que tenían pozo o aljibe, algunas,
incluso, especificaban el tipo de agua que tenían (potable o no potable).
Por
otro lado y a pesar de que la ciudad continuaba recuperándose (muy lentamente,
cierto), de la crisis que padeció desde el fin de la guerra de independencia
(1895-1897), todavía en 1913 aparece la descripción de un elevado por ciento de
viviendas en mal estado constructivo, muchas de ellas situadas en calles principales
de la ciudad. (Ello es reflejo de la inestabilidad económica de sus propietarios).
De lo anteriormente planteado es ejemplo la venta de una “atarazana de guano, cujes y yagua, sita en
la calle Morales Lemus número 29, de 30 varas de frente por 30 de fondo, o sea,
763 metros cuadrados”[13].
----
Entre
los protocolos notariales de 1915 se encontró una escritura que da fe de las
variadas opciones que tenían los holguineros para la construcción de sus casas.
Ese consiste en el contrato de obra realizado por la señora Enriqueta Nicolás,
natural de Siria y propietaria, dice que aquella se realiza en una “[…] finca urbana situada en la calle General
Miró, completando la manzana las calles Cables, Morales Lemus y Aricochea.
Tiene una superficie de de 10 m
66 cm de
frente por 25 m
44 cm de
fondo, equivalente a 269 m
66 cm y 40 mm cuadrados de
superficie. Habiendo determinado construir en el solar descrito, una casa, su precio
será de 1150 pesos moneda americana. La dueña pagará 400 pesos de anticipo, 300
al enrasar la casa, 200 al empezar los pisos, y el resto al terminar la obra.
Los pisos de la sala y saleta serán de mosaicos, de los de a 60 pesos el
millar, y el resto de los pisos de la casa, de cemento, las columnas del portal
serán de cemento, la habitación del retrete o escusado será de madera con techo
de zinc y piso de cemento. Pudiendo el contratista suprimir en el zaguán todo
lo que exceda de tres varas, así como la cerca del patio. La cocina tendrá
fogón y campana y será de loseta”[14].
Entre
los años 1899 y 1920 solo se encontraron dos licencias de obras que autorizaban
la construcción de dos inmuebles que se dedicarían al negocio. Estas serían
pagadas por el ayuntamiento del Término y se dedicarían, una a un matadero y la
otra para un mercado.
Las
acciones legales del primer contrato justifican las acciones constructivas que
se realizarán, sin que se indique su ubicación espacial. Dice la escritura que
“[…] se cuenta con la suma de 22 400 pesos moneda oficial y que se solicita la
construcción de las fosas y se colocarán las tuberías necesarias para el
drenaje. La instalación eléctrica será oculta y el alumbrado general del
edificio constará de tres focos que serán colocados en la calle principal, en
la nave central y en el establo. Esos tendrán una potencia de 1000 bujías. Se
construirá un tanque superior capaz de contener 15 m cúbicos de líquido. Todos
los materiales que se empleen en la obra serán de la mejor calidad, tanto de
ladrillos, piedra, cemento u otro. Las cubiertas serán de planchas onduladas,
con excepción del establo, que serán de tejas del país. El concreto de los pisos
y demás rellenos será manipulado en una proporción de 1,35 cm de cemento, piedra
y arena.
Antiguo Mercado de Abasto de Holguín LA MARQUETA |
nU |
“Para
la construcción del mercado se cuenta con 64 000 pesos moneda oficial. Tendrá el mismo 8 casillas
destinadas al expendio de carnes con sus mesitas de cemento cada una, con
tablero de mármol, sus ganchos acerados, tragante de cierre hidráulico, llaves
de agua, bastidores de tela metálica con malla que no permitan la entrada de
insectos pero sin dificultar la ventilación. Las casillas para el expendio de
pescado y viandas serán de cemento o hierro. Se construirá un tanque superior
apoyado en cuatro columnas centrales, cuyo tanque tendrá la capacidad de 32 m cúbicos. La construcción
será de hierro, ladrillos y metal desplegado, con mortero o concreto. Las
divisiones de los locales de cemento floteado, las cubiertas con excepción de
los portales serán de planchas onduladas y los portales de azotea armada de
cemento y columnas de cemento, los pisos de loza con 1,35 de cemento, piedra y
arena. Las puertas de ingreso, serán de tableros y de tela metálica y los
tabiques serán tapiados hasta la altura de 2 m”[15].
Los
arrendamientos de viviendas no fueron frecuentes durante este período, pero
algunos ocurrieron, como pro ejemplo el que se realizó en 1918 ante el notario
Pedro Talavera Céspedes: “Casa de alto o de dos pisos, de mampostería, madera y
tejas, situada en la calle Maceo esquina Luz y Caballero, con un colgadizo de
idénticos materiales; de 22 m,
68 cm de
frente por 27 m,
30 cm.
de fondo, equivalente a 27 y 32 ½
varas
y a 619 metros,
40 cm
cuadrados de superficie, con pozo. El pago del arrendamiento es de 125 pesos
oro americano mensualmente”[16].
De
forma general, durante el período la arquitectura de la ciudad continuó siendo
funcional y utilitaria. Se utilizaron la mayoría de las veces los materiales
típicos de la región, siendo muy escasos los materiales importados desde el
extranjero.
[1] Periódico “El Eco de
Holguín”. No 1855. Sábado 16 de abril de 1910. Año XVI. Pág. 6.
[2] Periódico “El Eco de Holguín”.
No 1717. Sábado 25 de octubre de 1919. Año XXV. Pág.3
[3] Protocolo Notarial. José
Biosca Jordán. 1917. Pág. 279.Inst.161.
[4] Yandy Bárzaga Velásquez:
“La arquitectura de los establecimientos comerciales en la Ciudad de Holguín durante la República Neocolonial”.
Pág. 6. Inédito
[5] Protocolo Notarial.
Emiliano Espinosa. 1899. Pág. 147. Inst.43.
[6] Protocolo Notarial.
Emiliano Espinosa. 1900. Pág.740. Inst.142.
[7] Protocolo Notarial.
Alcibiades de la Peña.
1903. Pág. 93
[8] Protocolo Notarial.
Emiliano Espinosa. 1905. Pág.3471. Inst. 662.
[9] Protocolo Notarial.
Emiliano Espinosa. 1907. Pág. 3471. Inst. 662.
[10] Protocolo Notarial.
Enrique Rodríguez Fuentes. 1901. Pág. 384. Inst. 67.
[11] Protocolo Notarial.
Francisco Fernández Rondán. 1908. Pág. 244. Inst. 47.
[12] Protocolo Notarial.
Emiliano Espinosa. 1910. Pág. 463. Inst.104.
[13] Se asegura frecuentemente
que la arquitectura es el reflejo del desarrollo económico de una ciudad. Si
valoramos el desarrollo económico de la ciudad de Holguín durante el periodo
estudiado, por su arquitectura, irremediablemente tenemos que asegurar que
Holguín se mantenía en un estado de
crisis y letargo.
[14] Protocolo Notarial..
Pedro Talavera Céspedes. 1915 Pág.2041. Inst. 344.
[15] Protocolo Notarial.
Francisco Grave de Peralta. 1916. Pp. 89 y 90. Inst. 89.
[16] Protocolo Notarial. Pedro
Talavera Céspedes. 1918. Pág. 955. Inst. 199.
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