Paul P. Harris |
Es el Rotarismo una organización de
carácter internacional que fue fundada por el abogado y filósofo estadounidense
Paul. P. Harris en los albores del siglo XX. Tenía esa como principal fin, ofrecer
oportunidades para formar amistades y desarrollar en el individuo el deseo de
rendir servicio a sus semejantes, a su comunidad, a su país y al mundo.
Con información del libro inédito de
Zenovio Hernández y Roiny Velásquez, La Aldea ofrece: LA HISTORIA DEL ROTARISMO EN LA
CIUDAD DE HOLGUÍN Y EN OTRAS CERCANAS QUE
HOY CONFORMAN LA PROVINCIA.
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NACIMIENTO Y EXPANSION DEL ROTARISMO
Acabado de establecerse en Chicago, Harris
se dio cuenta de que contaba con muy pocos amigos, y deseoso de establecer
relaciones, esperanzado de poner en práctica sus ideas para establecer mejores
métodos en los negocios y de trato social entre los comerciantes y
profesionales, se reunió con algunas de las pocas personas que tenía cerca en
la oficina de uno de ellos y comenzaron los trabajos para organizar un “club de
amigos”, que en 23 de febrero de 1905 quedó constituido.
A partir de entonces las reuniones
de los integrantes del Club se realizaron cada semana en la oficina de un socio
distinto; esta rotación de lugar, según se afirma, sugirió a Paul Harris el
nombre del nuevo Club: CLUB ROTARIO[1].
Para sorpresa de los iniciadores, a
los pocos meses el número de socios del Club Rotario había aumentado tanto que
fue necesario celebrar las sesiones en locales grandes[2].
En 1909 uno de los miembros, Manuel
Muñoz, se muda a San Francisco de California y añorando el grato ambiente del
club de amigos que había dejado atrás,
funda uno similar. Al año siguiente ya existían dieciséis clubes Rotarios
en importantes ciudades como New York, Boston, Nueva Orleáns, Detroit y San
Luis, por lo que sus miembros deciden fundar la Asociación Nacional de Rotary Clubs que
quedó bajo la presidencia de Paul P. Harris.
La asociación siguió creciendo y en
1911 celebró la segunda convención anual en Portland. Allí se adoptó
oficialmente el sugestivo lema “Se beneficia más quien mejor sirve”, se creó
una revista mensual, “The Rotarian,” donde se divulgarían las principales
informaciones de la
Asociación y se consolida la ideología y la estructura de la organización, que ese mismo año comenzó
a exportarse a otros países, teniendo siempre
como punto de partida la fundación de un club, núcleo imprescindible, que tiene
la filosofía siguiente:
“Un club rotario es una
agrupación de hombres representativos de la comunidad, seleccionados entre los
más activos, competentes y honorables en los negocios y profesiones, con una
alta ética profesional, que se reúnen por lo menos una vez a la semana para
fomentar el conocimiento, la amistad y el compañerismo entre sí, por medio del
trato frecuente y el cambio de ideas, para así poder cumplir los fines rotarios
cuya base principal es el ideal de servicio. (…) Para establecer un club
rotario ese tiene que haber sido admitido por Rotary Internacional”[3].
El periódico “Chicago Examiner” en
su edición de 25 de febrero de 1910, al hacer la crónica de una reunión
ordinaria del Rotary, dijo:
“La idea es que un solo
panadero pueda integrar el club y que los otros 299 que no son panaderos,
traten de convencer a los hombres, mujeres y niños, de que el pan de ese
panadero es el mejor de Chicago. El panadero, a su vez, debe convencer a la
gente de que la leche vendida por otro socio es la mejor de todas”[4].
Los Estatutos de la organización fueron
muy específicos en que entre los socios nada más debía haber uno solo de cada
línea de los negocios, que podía ser desde vendedores de carbón hasta grandes
empresarios. Era lo que para ellos significaba el principio de clasificación.
La palabra “clasificación”, en sentido rotario, determina la profesión o
negocio que representaba cada socio. El hecho de seleccionar la figura social
más destacada en el campo de cada una de las distintas profesiones o negocios,
convertió al club en una verdadera síntesis de toda la vida social y económica
de la localidad, en una especie de parlamento imparcial donde sus
representantes expresaban sus reflexiones e inquietudes en un ambiente de
igualdad, y algo muy importante, hacia al socio en alguien respetando, que
estaba obligado a dejar fuera de sus discusiones los credos políticos,
religiosos o estéticos. Esa norma que determinaba que en cada club solamente
podía haber un socio por rama de los negocios, fue superada posteriormente.
Asimismo los dichos Estatutos
determinaron que cada Club fuera regido por una Directiva que era renovada cada
año, esa la presidida un ejecutivo.
La presidencia designaba los comités
administrativos que abarcaban temas como asistencia, estatutos y reglamentos,
convenciones, socios, programas, publicidad, pro-juventud, ciudadanía y
patriotismo, mejoras de la comunidad, adelantos cívicos, instrucción y recreo, educación
y salud.
En agosto de 1912, en una convención
celebrada en Duluth, se constituyó la “Asociación Internacional de Rotary
Clubs”. A ella pertenecieron los clubes de Winnipeg (Canadá), de Dublín
(Irlanda) y de Londres (Inglaterra). Cuatro años después, Cuba se convirtió en
el quinto país del mundo y el primero de Iberoamérica en formar parte de la
organización.
En 1952 el Rotarismo ya se había establecido
en 85 países con 7 600 clubes distribuidos en 292 distritos y con un número
aproximado de 360 000 socios, lo que demuestra que consiguió respetabilidad en
más de la mitad del mundo por sus humanos fines u objetivos.
Cada club rotario se convirtió en una
tribuna pública en la que se exponían y debatían los problemas locales,
nacionales e internacionales de mayor importancia, en un plano de comprensión y
de posibles soluciones beneficiosas. Por eso de sus mesas de trabajo surgieron
iniciativas y obras de extraordinaria valía y connotación no sólo para las
clases pobres y marginadas, sino para toda la sociedad.
Algunas personas clasifican a esta
institución como Sociedad de Instrucción y Recreo (SIR), pero es más acertada
la denominación de cívica y de servicio. Las primeras se remontan a la herencia
europea decimonónica, las segundas, conformadas principalmente por los clubes
de Rotarios y de Leones, al pragmatismo burgués estadounidense del siglo
veinte. Aunque ambas agrupaciones organizaban múltiples actividades, las SIR
fomentaban con especial interés el cultivo de las artes y la cultura, mientras
que los rotarios eran, más bien, consumidores pasivos de las manifestaciones
artísticas, y daban mayor énfasis a lo relacionado con los negocios y el
servicio. A diferencia de las SIR, e incluso de los Leones, con los que guardaban
una gran semejanza, los Rotarios carecían de una edificación social para sus
actividades y asimismo eran mucho más elitistas y selectivos de su membresía,
la cual siempre partía del oficio y profesión de los aspirantes a socios.
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[1] Aunque
se atribuye la adopción de su nombre al plan, seguido en un principio, de
celebrar las reuniones rotativamente en las oficinas de diferentes socios,
cuando la organización adoptó la rueda dentada como su emblema oficial, el
nombre se interpretó como la búsqueda del progreso y la asunción de las grandes
conquistas de la ciencia y la técnica
para el mejoramiento de la sociedad.
[2] Libro
de Cuba. El Rotarismo en Cuba, p. 951.
[3] Carlos Garate Bru,
Rotary: memorias del año oficial 1939-1940, p. 283.
[4] Rotary.
Cincuenta años del ideal de servir. 1905-1955, publicado por Rotary Internacional,
Evanston, Illinois, E.U.A.1955, p. 17.
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