La web del beísbol cubano dice del equipo de Holguín:
El plantel holguinero de principios de los noventa fue el mejor conformado en toda la trayectoria de la agrupación y se basaba en una de las mejores baterías de aquel momento en la pelota invernal cubana, el lanzador Osvaldo Fernández y el máscara Alberto Hernández.
Sin embargo, un súbito contratiempo interrumpió esta racha halagadora. En 1995, el lanzador Osvaldo Fernández, líder del grupo, escapó hacia los Estados Unidos. Poco después también lo hizo Alberto Hernández, su estrella de la receptoría, y a ellos le siguieron Julio C. Villalón y Miguel Pérez.
Y cuando llega 1998 ya se habían marchado del país sus principales jugadores. El desmantelamiento fue tan inmenso, que para la serie de 1999-2000, el combinado debió inscribir 12 novatos en su nómina y renovar la alineación regular en más de un ochenta por ciento.
El plantel holguinero de principios de los noventa fue el mejor conformado en toda la trayectoria de la agrupación y se basaba en una de las mejores baterías de aquel momento en la pelota invernal cubana, el lanzador Osvaldo Fernández y el máscara Alberto Hernández.
Sin embargo, un súbito contratiempo interrumpió esta racha halagadora. En 1995, el lanzador Osvaldo Fernández, líder del grupo, escapó hacia los Estados Unidos. Poco después también lo hizo Alberto Hernández, su estrella de la receptoría, y a ellos le siguieron Julio C. Villalón y Miguel Pérez.
Y cuando llega 1998 ya se habían marchado del país sus principales jugadores. El desmantelamiento fue tan inmenso, que para la serie de 1999-2000, el combinado debió inscribir 12 novatos en su nómina y renovar la alineación regular en más de un ochenta por ciento.
Por: Ventura Carballido
Antes de la serie nacional de la pelota cubana de 2002, era tan mala la actuación del equipo de pelota de Holguín que en ocasión de celebrarse en 1999 la Asamblea de Balance del Partido Comunista en la provincia, el mismísimo Raúl Castro dijo que era una vergüenza que Holguín, con más de un millón de habitantes, ocupara en el béisbol el lugar donde se encontraba.
Antes de la serie nacional de la pelota cubana de 2002, era tan mala la actuación del equipo de pelota de Holguín que en ocasión de celebrarse en 1999 la Asamblea de Balance del Partido Comunista en la provincia, el mismísimo Raúl Castro dijo que era una vergüenza que Holguín, con más de un millón de habitantes, ocupara en el béisbol el lugar donde se encontraba.
La
crítica de Raúl caló profundo en los huesos de los funcionarios del deporte de
la provincia, en los peloteros y en la afición, siempre fiel al equipo. Y
comenzó una revolución que cambió todo lo que hasta ese momento los holguineros
habían hecho por la pelota: La preparación inicial fue más intensa e integral
que en campañas anteriores y asimismo la atención de las autoridades de la
provincia fue constante…
Las
Peñas Deportivas, compuestas por aficionados, comenzaron a movilizarse para apoyar a los jugadores, sin
importar el lugar que ocuparan. Los aficionados nunca abandonaron al equipo
hasta el último out, aunque la diferencia en el marcador fuera insuperable.
Nada más faltaba que los jugadores reaccionaran.
El
8 de enero de 2002 el equipo Holguín tuvo su primera oportunidad durante la
serie 41 (que fue en la que nos coronamos campeones). Ese primer juego lo
efectuaron en Camaguey. Por el equipo contrario picheó Vicyoandri Odelín;
Reinaldo Silva por Holguín. Hasta el 9no inning ambos pitcher mantuvieron el
partido cero a cero. Entonces viene Camaguey al bate: Loydel Chapellí conectó
jonrón y los holguineros perdieron 1
a 0, sin embargo a nadie le quedó dudas de que los
holguineros estaba más dispuestos a batallar, principalmente su cuerpo de
lanzadores.
El
director del equipo Héctor “Tico” Hernández, que entonces cumplía una década al
frente, mantuvo una alineación estable hasta que 15 días después de iniciada la
temporada se lesionó el torpedero Ordanis Duboys.
Roinier Varona |
Fue entonces cuando vino a
ocupar esa difícil posición quien hasta el último juego que nos dio el
campeonato, fue considerado “una bujía inspiradora”: Roinier Varona.
Otro
momento difícil del equipo durante esa serie fue la inesperada baja del pitcher
Juan Enrique Pérez a quien intervinieron quirúrgicamente por una apendicitis.
Para que le sustituyera el Director tomó una decisión poco frecuente en la
pelota: un pitcher retirado que se desempeñaba (y sigue desempeñándose) como
entrenador de picheo volvió como lanzador: el zurdo Oscar Gil.
Félix Borbón |
Posteriormente
el relevista corto Félix Borbón sufrió una lesión en una de las rodillas
y salió del campeonato durante gran parte del tiempo.
A
esas situaciones imprevistas se sumaron indisciplinas del lanzador Reinaldo
Silva y de Ordanys Duboys, quienes fueron separados del plantel por el resto de
la serie.
Pero
de todas formas el equipo comenzó a hilvanar victorias.
Sorprendente
era la actuación del carismático jardinero Waldo Denis y del resto de sus
compañeros que se mostraban grandes a la ofensiva, soberbia y esperanzadora
eran las presentaciones de los lanzadores Orelvis Ávila y Luis Miguel
Rodríguez.
Estaba
sucediendo lo nunca visto pero siempre añorado: Holguín le ganaba con facilidad
al campeón Santiago de Cuba, a Camaguey, a Industriales y hasta el mismísimo
Pinar del Río. Los bateadores holguineros le perdieron el respeto a lanzadores
contrarios como Maels, Lazo, Vera… Ninguna de esas grandísimas estrellas del
béisbol cubano podían detener al equipo local.
La
única espina que tenía el equipo era el jovencito pitcher spirituano Ifreidis
Coss… pero solamente era cuestión de tiempo y de preparación, dijeron los fanáticos
y también los entrenadores, el equipo podía reeditar su proeza de 1995,
clasificar y ubicarse entre los ocho mejores de la Isla, más, en el fondo todos
los holguineros temían a Coss, que no por gusto había hecho equipo Cuba con 19
años nada más.
Ya
a mediados de la serie 41 de la pelota cubana, y cuando Holguín se mostraba
como el equipo que siempre habíamos soñados, se celebra en el municipio
holguinero de Cacocum una Tribuna Abierta a la que asiste Raúl Castro, entonces
Ministro de la Fuerzas Armadas
y Segundo Secretario del Comité Central del Partido. Raúl, que en año 1999
había una fuerte crítica al equipo, ahora los elogió, estrechó las manos de
todos sus integrantes y los felicitó a nombre de Fidel.
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