Con datos tomados del libro: El Marquesado de Guisa de los historiadores Orlando Guevara Díaz y Aldo Daniel Naranjo Tamayo.
El padre del marqués de Guisa fue el fundador de la ciudad de Holguín y el marqués: el primer Teniente Gobernador.
Alcalde
de Bayamo, como era, el padre del marqués, don Bartolomé Luis de Silva, en una
de sus visitas de ordenanza a la silenciosa zona norte de la jurisdicción
bayamesa (Holguín), convenció a los vecinos de la utilidad que era para todos,
incluyéndolo a él, que tenía propiedades en la comarca, de reunirse en un punto
y formar un pueblo para luego solicitar título al Rey y poder gobernarse por sí
mismos.
No se ha
podido precisar el día y el mes del nacimiento del luego marqués de Guisa, solo
se sabe que nació en Bayamo en 1700 y que era el primogénito del matrimonio
formado por don Bartolomé Luis de Silva y Ferral Tamayo y doña Ana María
Ramírez de Arellano y Santiésteban, ambos naturales de San Salvador de Bayamo y
gente de grandes propiedades. Los Silva eran ganaderos y productores de azúcar:
dueños, entre otras extensas propiedades, del hato de Aguarás.
Obviamente
que el hijo de tan grandes potentados hizo estudios superiores, primero en La Habana donde se hizo
Bachiller en Leyes y posteriormente en España donde obtuvo el título de
Abogado.
Leer además: El marquesado de Guisa, genealogía
Una vez
que el joven y riquísimo heredero regresa a Bayamo escoge mujer para hacer
familia: se casa con otra rica heredera: Doña Ángela de Aguilera y Tamayo y con
ella tiene una hija a la que nombraron Francisca Antonia del Rosario.
Es por
entonces cuando muere el padre de don José Antonio de Silva, y este, el hijo mayor,
hereda el título de Regidor Perpetuo y varios sitios del Hato de Aguarás. Luego
él hace compras a su propia madre, consiguiendo con ellas hacerse dueño de la
enorme hacienda de Santa Bárbara, ubicada cerca de Bayamo y a la que convierte
en una finca para la cría de ganado vacuno de raza. (Es todo lo anterior lo que
proyectan al futuro Marqués de Guisa como un hombre prominente dentro de la
prominente oligarquía bayamesa). Y, además, como era costumbre entre los
potentados bayameses, su participación activa en el contrabando, o sea, que
vendió y compró a los corsarios y piratas que llegaban a las costas de Bayamo:
carne y cuero de reses, y también tabaco y maderas preciosas a cambio de
esclavos.
Entonces,
repentinamente muere su primera esposa, don José Antonio de Silva se casa con
una prima de aquella: Doña Antonia Tamayo y Aguilera, con quien tuvo un hijo:
Juan de Paula.
…..
Como
Regidor de Bayamo que era, don José Antonio de Silva ocupaba el cargo de
Subdelegado de Marina y en 1730 salió electo Alcalde Ordinario de la
jurisdicción[1].
En 1746,
asume como Gobernador de Oriente el coronel de los Reales Ejércitos, don Alonso
de Arcos y Moreno, quien era un amigo cercano de don José Antonio de Silva. Al
año siguiente Silva vuelve a resultar electo Alcalde Ordinario[2]
de Bayamo.
Aunque
nos apartemos por varios párrafos de la biografía del marqués es precisa la
siguiente disgregación para hablar del cargo de Teniente Gobernador. Este era
un funcionario seleccionado por el Rey que tenía la misión de bajarle los sumos
y obligar a los vecinos a cumplir las disposiciones reales. (Los Alcaldes eran
elegidos entre los vecinos, por tanto ellos se beneficiaban con no cumplir las
órdenes del rey, por eso la necesidad de un Teniente Gobernador).
Bayamo siempre
fue una ciudad con alto grado de autonomía, esto es, que se mandaba por sí
acatando pero no cumpliendo casi ninguna orden ni del Gobernador Provincial, ni
del Capitán General ni del Rey. Incluso, hubo una vez en que se envió a Bayamo
a un alto funcionario del Gobierno para obligar a los vecinos a cumplir con la
orden de que no comerciaran más con los corsarios y piratas y un Regidor del
cabildo bayamés acuchilló al enviado.
Por eso
es que el Gobernador Provincial, Arcos y Moreno, inmediatamente nombrado en el
cargo, comenzó las gestiones para nombrar un Teniente Gobernador para Bayamo. Y
cuando lo supieron los bayameses estuvieron inconformes, como era su costumbre,
incluyéndose entre ellos al propio José Antonio de Silva, que, abogado como
era, promovió muchas acciones para conseguir que el Rey no diera el visto bueno
a un jefe superior mandando en la ciudad, que seguramente, lo primero que haría
era prohibir el comercio de contrabando. No obstante, Arcos y Moreno puso el
Teniente Gobernador. Al principio los bayameses se negaron a ir a saludar al
nuevo gobernante, pero finalmente tuvieron que aceptarlo.
Quizás esto
ya narrado fue lo que llevó a don José Antonio de Silva a un nuevo plan: Crear
un pueblo en las tierras sin dueños o realengas que había alrededor de la bahía
de Nipe. (Por allí no había jefe español alguno que prohibiera el comercio de
contrabando...) Pero para conseguir aquellas tierras tenía que tener el visto bueno
del Gobierno de Bayamo, que era quien mandaba en la zona y él, que estaba
adentro del Cabildo sabía que Bayamo no consentiría desprenderse de Nipe. Por
eso la idea de apoyar un viejo plan de su padre: Conseguir que a Holguín le
dieran título de ciudad y entonces gestionar con el nuevo Cabildo aquellas
tierras.
Entonces José
Antonio de Silva y Ramírez de Arellano se convierte en defensor de la idea de
que el Rey diera título a Holguín sin importar si era el de ciudad, villa o
pueblo, a despecho de sus vecinos bayameses.
El
Gobernador de la provincia, Arcos y Moreno, también apoyaba el nombramiento de
Holguín, porque si Bayamo perdía aquellas inmensas extensiones de su terreno,
sería más fácil domeñar a los orgullosos oligarcas de allí y por eso el Gobernador
siempre trató y tuvo de su parte al rico ganadero don José Antonio de Silva:
hombre clave en la región del Cauto.
Y cuando
finalmente el rey Fernando VI firma la orden real que le da derecho a Holguín a
tener gobierno independiente de Bayamo, el Gobernador Arcos y Moreno viaja a
esta y trae con él a don José Antonio de Silva, a quien nombra Teniente
Gobernador de Holguín, por lo que el abogado bayamés se convierte en el primer
gobernante del nuevo municipio.
……
Al
principio el doctor Silva no quiso aceptar el cargo que Arcos y Moreno le
ofrecía en Holguín, dice en una carta, porque ello perjudicaría sus intereses al tener
que dejar su casa en Bayamo... Pero Arcos y Moreno lo convenció.
……
Una vez
al frente del gobierno de Holguín, Arcos y Moreno vuelve su viejo plan de
fundar un pueblo en la Bahía
de Nipe; si lo conseguía podría comerciar cuanto quisiera con los corsarios y
piratas sin que nadie lo molestara, pero, además, podría solicitar un título
nobiliario, pues las leyes españolas decían que quien fundara un pueblo con su
propio dinero podría ser marqués.
Nada más
un mes después de ser el Teniente Gobernador de Holguín, el doctor Silva envió
al Capitán General de la Isla
un plano de la zona de Nipe y los argumentos centrales para que le aprobaran
aquellas tierras como propiedad suyas. Pero el Capitán General no le respondió
porque éste tenía intereses particulares con Nipe. Entonces el doctor Silva
escribió al mismísimo rey.
Sin
embargo, se sabe que los reyes no responden toda la correspondencia que
reciben... Tres años después de la carta al rey, José Antonio de Silva le pide
a su amigo Arcos y Moreno, Gobernador de Oriente, que interceda por él ante el
rey y el Gobernador lo hace, pero el Consejo de Indias no le dio curso a la
petición argumentando que “no convenía al real oficio”[3].
Para
entonces decidido como estaba a fundar un pueblo para después solicitar título
nobiliario, Silva decidió que si no era en Nipe sería en cualquier otra parte.
Al lado
de su hacienda Santa Bárbara, ubicada en las cercanías de Bayamo, había otras
tierras realengas o sin dueño, que el doctor Silva quiso para en ellas fundar
el “dichoso pueblo que lo haría marqués”: por eso pidió al cabildo de Bayamo
que le vendiera aquellas que se nombraban Guisa. Se las vendieron y entonces
Silva pidió que lo liberaran del cargo de Teniente Gobernador de Holguín.
Cuando ya no fue más el teniente Gobernador de Holguín, Silva regresó a Bayamo
y decidió comprar una de las más hermosas casas de aquella villa y vivir en
aquella mansión, como correspondía a quien aspiraba a ser un noble de España.
(La casa que el doctor Silva compró fue la de un tío suyo, que estaba situada a
escasos metros de la Iglesia Parroquial
de Bayamo).
Desde su
casona señorial el Dr. Silva se dio a la tarea de crear pueblo en Guisa. Y
cuando lo hizo buscó a sus amigos poderosos para que le apoyaran en sus planes.
Estos escribieron muchas cartas al Rey en las que mucho se dice de la
trayectoria del aspirante; entre ellas dice que en los cinco años durante los que
Silva fue Teniente Gobernador de Holguín nunca quiso cobrar los mil pesos
anuales que le correspondían como salario y además, lo recalcan como argumento
de peso, que el padre del doctor Silva reunió a los holguineros que estaban
dispersos y los llevó a fundar un pueblo en Holguín, pero que aquel nunca
solicitó el título de nobleza al que pudo aspirar por aquel acto. Y dicen,
además, que el doctor Silva era un hombre desinteresado que invertía su caudal
en el fomento de las nuevas fundaciones.
Finalmente
el 28 de noviembre de 1760, Silva envía la solicitud oficial de que le otorguen
título de marqués. Ahora lo que seguía era esperar, pero el doctor Silva no
tenía calma. Dos semanas después de haber enviado su carta salió rumbo a España
para hacer las gestiones personalmente.
No habían
trascurrido más de dos meses de la llegada del doctor Silva a la corte cuando
ya el rey autorizaba al Consejo de Indias que iniciara los trámites
correspondientes para otorgarle el título de Marqués de Guisa. Lógicamente para
eso el aspirante tendría que pagar mucho dinero y luego someterse a las
inspecciones que verificarían si verdaderamente se había construido el pueblo: Pueblo
que tendría que tener, como mínimo, 30 casas y, sobre todo, una iglesia.
A decir
verdad, el doctor Silva había hecho algunas casitas en Guisa pero nada más, realmente
aquello no merecía el título de pueblo.
Probablemente
por eso es que el casi marqués se apresura a regresar a Cuba para terminar lo
que tiene que terminar antes de la inspección, pero antes de ir a Bayamo deberá
por La Habana
para otras gestiones iguales de importantes. De ahí que no baje en Nipe cuando
el barco pasa por allí, sino que sigue viaje. Silva y Ramírez de Arellano
estaba en la capital de Cuba cuando los ingleses atacan y toman La Habana.
Antes,
cuando fue nombrado Teniente Gobernador de Holguín, el doctor Silva recibió los
grados de capitán de milicias y ahora a todos los habitantes de La Habana se les llamaba para
la defensa. El capitán de milicias José Antonio de Silva y Ramírez de Arellano marchó
a ocupar su puesto, que fue uno de los más peligrosos en la batalla, más, de
nada valió el arrojo del bayamés y de otros como él. Los ingleses tomaron la
ciudad. Inmediatamente Silva se embarcó con el ánimo de volver a Bayamo, pero
cuando el barco venía por Punta de Camayagua, un lugar que está en la costa sur
de Camagüey, los alcanzó una tormenta que los hizo zozobrar. El casi marqués perdió
diez mil pesos oro que llevaba consigo para los gastos del viaje.
Pero,
parece, que diez mil pesos oro no eran una gran pérdida para el doctor Silva. Pérdida,
lo que se dice pérdida, eran los 63 años vividos: ya no era un niño y su salud
comenzaba a resentirse y sin embargo, a pesar de la aprobación del rey, los
trámites burocráticos demoraban mucho, sin importar que por su destacada actuación
en la defensa de La Habana,
que al regresar a Bayamo, había sido ascendido por el Gobernador de Oriente al
grado de Coronel de Milicias de Holguín y Jiguaní.
…….
Transcurrieron
dos largos años desde la solicitud del título y todavía no llegaban ni la
inspección a Guisa ni ninguna carta desde España. Por eso es que el doctor
Silva acude al Gobernador provincial reclamándole que enviara una persona
competente para que hiciera la inspección.
Tres
meses después y el Gobernador Provincial tampoco respondía. El doctor Silva le
escribió al Capitán General de la
Isla y aquel comisionó al Teniente Gobernador de Bayamo para
que hiciera la “dichosa” inspección.
Al
parecer el informe del Teniente Gobernador de Bayamo rindió frutos. El rey
escribió al Gobernador Provincial y le pidió que diera aprobación al doctor
Silva para que siguiera sus trámites. Trámites que le costarían otros diez mil
pesos oro. Pagó Silva el dinero. Ahora nada más hacía falta que el Obispo diera
licencia para construir la iglesia. Pero el Obispo, que entonces lo era el
conocido Pedro Agustín Morell de Santa Cruz, se negó a autorizar la
construcción[4]. Sin
dudarlo, ese era otro gran escollo a resolver: Sin iglesia no habría pueblo y
sin pueblo no se haría efectivo el nombramiento.
A pesar
de la oposición del Obispo, el doctor Silva continuó sus planes y fabricó la
iglesia y el 16 de agosto de 1765 el Gobernador de Oriente, que para entonces
lo era el Brigadier Fernando Cagigal de la Vega, Marqués de Casa-Cagigal, en compañía de su
asesor general y de un agrimensor visitaron Guisa y levantaron acta en la que
se recogía que el pueblo cumplía con todos los requisitos, lo que quiere decir
que Silva había cumplido con lo exigido por la ley para la fundación de San
José de Guisa. Pero, insisto, no habría pueblo hasta que el Obispo Morell de
Santa Cruz aceptara y aprobara la iglesia.
Se
intercambiaron varias cartas entre el doctor Silva, que para entonces tenía 65
años, y el Obispo. El Obispo escribió al rey diciéndole que aquello que se
decía era un pueblo de 30 casas habitadas no lo era tal, que las casas estaban
construidas de materiales muy precarios y que los vecinos eran los propios
trabajadores de Silva, que él los había obligado a ir a vivir allí, y que cada
vez que un vecino decidía irse, el doctor Silva tenía que salir con sus
monteadores a buscar gente que fuera a vivir al pueblo y que no dudaba él que
los cazaran a lazo y los obligaran a mudarse.
El doctor
Silva le escribe al Obispo y le dice que es verdad que las casas están hechas
de materiales endebles, pero no así la iglesia, que es de mampostería. Sin
embargo el Obispo continúa en sus trece.
Pero el
doctor Silva, como se hace evidente, era un hombre muy poderoso que por
entonces escribe muchas cartas: al Capitán General de la Isla, al Gobernador de
Oriente y al mismo Rey Carlos III.
En abril
de 1766 el Rey escribe al Obispo criticándolo por su resistencia en relación a
la petición del doctor Silva, y también al Gobernador de Oriente pidiéndole que
le rinda un informe sobre la situación real del pueblo de Guisa.
Sin
embargo pasan cinco meses y el Gobernador no responde a Su Majestad, por lo que
éste le escribe al Capitán General y le dice que quiere esos informes con
urgencia.
El Capitán
General le escribe al Gobernador de Oriente y este visita una vez más Guisa. El
informe es favorable al doctor Silva. Entonces el rey insiste con el Obispo y
dice que escribirá él al Papa, para que sea Su Santidad quien dé esa
aprobación. Finalmente el Obispo accede aunque de mala gana.
…..
Entre una
y otra gestión burocrática, el doctor Silva demoró 15 años para tener título
nobiliario, pero al final llegó el 15 de mayo de 1774, fecha en la que ya había
cumplido sus primeros 74 años de edad. Ese día el Rey firmó la siguiente carta:
“La calidad y circunstancia de vos don
José Antonio de Silva, coronel de milicias de la Isla de Cuba, y del
particular mérito que habéis contraído en la Fundación y Poblamiento
del nombrado Guisa en la enunciada Isla y todo a vuestra costa y propio caudal,
por decreto señalado de mi real mano, he venido a haceros merecedor del título
de Castilla para vos, vuestros hijos y herederos y sucesores. Por tanto y
porque habéis elegido la denominación de Marqués de Guisa, mi voluntad es que
para siempre os podáis llamaros y titular MARQUES DE GUISA”.
Había que
pagar para recibir el título: al doctor Silva le costó 3 mil 750 maravedíes de
oro. Pero ser marqués del pueblo le daba todas las prerrogativas de un señor
feudal: Serían él y sus herederos quienes seleccionarían a quienes gobernarían,
nunca el pueblo tendría un teniente gobernador porque en aquellas tierras ya no
mandaba el rey, sino el señor marqués. Y asimismo, todos tendrían que pagarle,
siempre y para siempre, por vivir en Guisa y tendrían que pagarle también los
que cruzaban por los caminos.
……
Finalmente
una curiosidad, el primer marqués de Guisa solo lo fue por cuatro meses y once
días. Después de ese tiempo el señor marqués, de 74 años de su edad, renunció
al título y se lo legó a su hija doña Francisca Antonia del Rosario de Silva y
Aguilera, y cinco años después murió.
Su hija,
la señora marquesa, murió poco después sin dejar hijos, por que el título pasó
a manos de su esposo, que lo ostentó unos pocos años, hasta que murió él
también y entonces comenzó la primera guerra de independencia de Cuba que duró
diez años. El marquesado quedó vacante y luego, a pesar de los muchos pleitos
judiciales por obtenerlo, nunca volvió a manos de nadie.
(El
marquesado de Guisa fue una maldición que solo trajo discusiones y muertes).
[3] Lo que hacía bueno a Nipe
para Silva es lo que lo hacía malo para el rey: que el pueblo a crearse estaría
en lugar tan apartado y por ende lo más lógico era que allí ocurriera es que se
iniciara trasiego de mercancías con corsarios y piratas: Eso no le convenía al
rey que aspiraba a que todos los productos de Cuba fueran a parar a sus arcas.
[4] No es posible saber por qué
el Obispo Morell de Santa Cruz se negaba a autorizar la construcción de la
iglesia, aunque al parecer fue porque si el doctor Silva era nombrado Marqués
sería señor feudal de Guisa y por tanto podría él seleccionar al cura que
quisiera sin que el Obispo pudiera hacer nada.
Articulo muy interesante. Al final del articulo ay un error. El Marquesado de Guisa se mantuvo vacante por muchos años, pero fue reclamado en 1849 por Doña Isabel Jerónima Bonifacia de los Dolores Zequéira y Aguiar, III Marquesa de Guisa. Mi familia tenía la original Real carta (real cédula) sucesión y se perdió cuando fue prestada a un familiar de La Habana que la pidió prestada a fines de 1940s.
ResponderEliminarDiccionario Geográfico, Estadístico, Histórico, de la Isla de Cuba (Tomo Segundo) 1865,
por Don Jacobo de la Pezuela, pa. 568: "A la muerte de la marquesa en 1798 quedó vacante el marquesado y hasta 1843 no se declaró propiedad del teniente coronel don Manuel de Sequeira que no llegó á tomar posesión por sus males, habiéndolo sucedido su hija doña Isabel, consorte de don Claudio González de la Vega, marqués de Guisa desde 27 de agosto de 1849. Sea como quiera; esta aldea no merece aun apellidarse villa."
Dignidades Nobiliarias en Cuba, Rafael Nieto y Cortadellas, paginas p. 279-282:
III. Isabel Jerónima Bonifacia de los Dolores de Zequéira y Aguiar, Ramírez de Aguilar y González de Ara, nacida en la Habana el 5 de junio de 1819, donde fué bautizada, parroquia del Santo Cristo del Buen Viaje, el 14 de ese mes y año (folio 85, n.•403, libro 20), cuya defunción, sin testar, se encuentra en la parroquia habanera del Salvador del Mundo (El Cerro), a 13 de mayo de 1873 (folio 266, N.o 1.692, libro 3). Esta señora, después del pago de lanzas y medias annatas [sic - anatas] que se adeudaban y previa renuncia de su mejor derecho hecha por su hermano don Manuel, de iguales apellidos, que pasó en La Habana el 27 de noviembre de 1847 ante el escribano Francisco de Castro y Flaquer, obtuvo la correspondiente Real carta rehabilitatoria [sic - rehabilitadora] para este título nobiliario, que, mandada expedir el 30 de marzo de 1853, le fue extendida el 26 de agosto del mismo año, siendo por tanto, desde entonces, Señora y Justicia Mayor titular del pueble de Guisa, precedida dicha Real carta de na autorización provisional que expidió el Capitán General y Gobernador Civil y Militar de la isla de Cuba el 15 de marzo de 1850 (expediente 47.710, legajo 1.222, <>, en el Archivo Nacional de Cuba). Esta titular tuvo por padres a don Manuel José de los Dolores de Zequéira y Ramírez de Aguilar, Aguilera y de la Torre, nacido el 11 de marzo de 1768 y bautizado en la parroquia de San Salvador del Bayamo el 26 de ese mes y año (folio 282 del libro correspondiente, copia de cuya partida consta al expediente 66, legajo 22, <>, en el Arzobispado de La Habana), Coronel de Milicias que había comenzado sus servicios como cadete del Regimiento de Milicias Blancas disciplinadas de Cuba y Bayamo, fallecido en 1844 …
Historia de Familias Cubanas, Tomo I, p. 314 & Tomo VI, p.381-382. Familia Zequeira.
Tomo I, p. 314: "(1) don Claudio González de la Vega y Mesa, casó en la Habana, parroquia del Santo Angel, el 5 de enero de 1834,con doña Isabel Zequéira y Aguiar, Marquesa de Guisa, hija de don Manuel Zequeira y Ramírez de Aguiar, natural de la villa de San Salvador del Bayamo, Coronel de Milicias, y de doña María de la Concepción Aguiar y González de Ara. ..."
Tomo VI, p. 382: "2. -- Doña Isabel Zequeira y Aguiar, bautizada en la Habana, parroquia del Santo Cristo, el 14 de julio de 1819, se comprometió con el Gobierno de Su Majestad a pagar todos los derechos atrasados de lanzas y medias annatas [sic] que adeudaba el título de Marqués de Guisa, obteniendo Real carta de sucesión en la referida dignidad el 26 de agosto de 1853. Falleció en la Habana, barrio del Cerro, el 13 de marzo de 1873. Casó en esta ciudad, parroquia del Santo Angel, el 5 de enero de 1834, con don Claudio González de la Vega y Mesa, hijo de don Manuel González de la Vega, Caballero de la Orden de Carlos III, y de doña Bernarda de Mesa. Tuvieron por hijos: a María Concepción, a Adriana, a Isabel, a Rosa, a Delfina, a María de Loreto, a Federico, y a Juan González de la Vega y Zequeira."
JFRC