Prensa desde 1900

24 de diciembre de 2013

Es la historia de un amor (como hay otros iguales, pero sin boleros que la cuenten)


Fertilisima es Holguín en el nacimiento de grandes intérpretes de la música (vocalistas e instrumentistas), pero pocos compositores. No hay en esta ciudad grandes amores eternizados con canciones famosas. De ahí que sea importante aquella de Pepé Delgado: “Dueña de mi corazón”.

 
Dueña de mi corazón (Pepé Delgado): Vicentico Valdés.

Nacido en Las Tunas en mayo de 1920, Pepé Delgado vino a Holguín de adolescente, aquí su padre era un notable profesor del Instituto de Segunda Enseñanza. 


Pepé Delgado
Próximo a 1940 (quizás poco antes), Pepé Delgado, el hijo del notable catedrático del Instituto de Segunda Enseñanza de Holguín don Rafael Delgado, concluye sus estudios en el Conservatorio Nacional de La Habana y aunque integró la banda de la policía, su padre lo llama a esta ciudad para que complete su formación general en el Instituto. Recuerdan los que le conocieron que alto, trigueño, muy sobrio en su carácter, un tanto introvertido, con aureola de buen músico y porte y actitud de  romántico tardío o trasnochado, Pepé no parecía hombre de este sino de otros siglos, de ahí que las muchachas de la ciudad se enamoraron de él apasionada y secretamente. Y para tenerle cerca lo contrataban para que el joven las visitara y les impartiera clases de música.

De casa en casa Pepé visita, sobre todo, a las muchachas de la burguesía holguinera, entre ellas Carmen Cortina, una belleza local hija de dulceros y terratenientes. Se enamoraron a primera vista y muy pronto fue la gran pasión de la que hablaban con retintín de chisme las comadres. Ella niña de bien y él músico pobre que tuvieron que fugarse y consumar el matrimonio para que la familia “los obligara a casarse”. Fue en la iglesia San José en 1942. Luego llegó Carmita, fruto de amor tan serio, tempestuoso y breve.

Fue la hija de los amantes quien narró al historiador de la música holguinera Zenovio Hernández la historia. Por un motivo que escapa a la testimoniante, un año después del casorio concluye la unión de aquellos dos, en 1943. Entonces Pepé escribe la letra que adquiere visos de misterio, es un bolero, “Dueña de mi corazón” y al año siguiente se marcha de Holguín definitivamente. 



Siempre me decías yo te quiero mucho
vi que fue un engaño todo aquel amor
que al convertirse en realidad
mas tarde fue una decepción.

Y hoy pasan los días, y pasan las noches
y pasan los años,
pero en el dolor de mi amargura tu serás
la dueña de mi corazón.

Por que negar que nos amamos
de corazón a corazón
si amarnos siempre nos juramos
por que negar esta ilusión de amor....

Y hoy pasan las noches, y pasan los días
y pasan los años,
pero en el dolor de mi amargura tú serás,
la dueña de mi corazón.

 
Dueña de mi corazón (Pepé Delgado) Conjunto Roberto Faz.


   
 Dueña de mi corazón (Pepé Delgado) La Lupe

En La Habana el compositor se convierte en una gran estrella de ese legendario formato musical que se conoce como Conjuntos. En Holguín quedaron madre e hija. Carmen y Pepé no se reencontraron jamás.
Después del triunfo de la revolución cubana, Carmencita gana una beca y viaja a La Habana. No tenía que preguntar por el padre al que no conocía porque todos hablaban de él, que triunfaba en los centros nocturnos La Gruta y Sherezada, en este último alternaba al piano con Frank Domínguez.

Para conocerlo Carmencita lo visitó a la Gruta sin anunciarse. Después de oirlo por un rato y cuando concluyó el show, ella se le acercó. ¿No me conoce usted?, le preguntó y él, sin sobresaltos, le dijo que sí, eres Carmencita, mi hija.

Recuperaron la relación pero otra vez fue breve el tiempo de estar juntos. Carmen Delgado Cortina se hizo actriz y protagonizó dos películas: Crónica cubana, de Hugo Ulive y En días como estos, de Jorge Fraga que está inspirada en la novela-reportaje “Maestra voluntaria”, de Daura Olema, que ganó el premio Casa de las Américas de 1961. Dicha novela y la posterior película describen las experiencias y contradicciones de un grupo de jóvenes de la ciudad que se incorporan a la Campaña de Alfabetización. Luego Carmencita viaja al festival de Cine de Moscú y finalmente regresa a Holguín eternamente, donde su madre vieja y triste la espera.



“Yo la llegué a conocer, dice a la Aldea el historiador Zenovio Hernández. Carmen Cortina sobrevivió a Pepé que murió en Miami en diciembre de 1990. No sé la fecha exacta de la muerte de Carmen pero sé que estuvo viva hasta bien avanzados los noventa, allí, en la calle Maceo y muy cerca del parque San José. Ubicándose en la esquina de ese parque donde está la pizzería Roma es fácil llegar a la casa que fue de  Carmen. Después de la pizzería está esa casa moderna que perteneció a la periodista Luisa Robles Medinilla, luego le seguía la que era entonces un palacete burgués que luego declinó y se dividió en varias casas: ahí vivieron las Carmen, madre e hija. Carmen Cortina nunca se volvió a casar y como si fuera viuda, llevó ropaje negro cerrado. Al final de su vida la madre se distanció y perdió la memoria. Carmen, la hija, escribió algunos poemas de amor y canciones para niños que jamás han trascendido”.

6 de julio de 2013

La historia de José Isidoro Ochoa, el nieto huérfano del tronco de la familia Ochoa de Holguín



Tomado de Tesis de Grado, Carrera de Historia, Universidad Oscar Lucero Moya, Holguín, Cuba
Autora: Yulemis Sánchez Machado.

Jo Isidoro Ochoa Lozada, hijo de Diego Ochoa Ávila y María Nicolasa Lozada, al ser huérfano de padre fue criado por sus abuelos Jo Antonio Ochoa Segura y Rosalía de Ávila, quienes también se ocupan de su hermana María Rosalía. Fue la mano derecha de su abuelo, quien al fallecer le deja una sustanciosa parte de su herencia y el oficio de Ministro Factor del Tabaco compartido con su tío Juan Antonio. En 1801 Jo Isidoro le solicitó a su tío Manuel Trinidad una  considerable suma de dinero para (…) poder comprar y condicionar la armazón de la Factoría de Tabaco de San Pablo de Jiguaní donde era el Ministro Factor del Tabaco de S.M ().


Ese mismo o de 1801 José Isidoro le otorga un poder a su cuñado Jo Agustín Rodríguez para que (…) se persone en la ciudad de Bayamo y pida verificar el matrimonio con la ante dicha Dña.  María  Loreto  Pacheco  Báez,  en  los  propicios términos que  el propio  otorgante iniciare (). María Loreto era la sobrina del Regidor Alguacila Mayor de la ciudad de Bayamo Dn. Esteban Pacheco. En noviembre del propio o contrajeron nupcias, naciendo de  esta  unión  once  hijos:  Antonio  María,  Diego  Antonio,  Ana  JosefaFélix,  Manuel Trinidad, Liborio, Eleuterio, Jo Ángel, Octaviano y Eudosia  Ochoa  Pacheco.


Además de ser el Ministro Factor del Tabaco, Jo Isidoro se desempeñó como Alcalde Ordinario de  Segunda Elección en 1822; y aunque sus abuelos le dejaron una cuantiosa herencia  éste continuamente  tenía  problemas  económicos.  Al  escribir  su  testamento  vivía prácticamente en la indigencia, en casas alquiladas y con  atraso en el pago: (…) yo, dice en su Testamento, no aporte bienes   de  ninguna  especie,  pues  aunque tenía alguna no me  correspondían  en propiedad  y  solo  en  administración ()”.  Las deudas de José Isidoro variaban entre los 60 y 4.000 pesos.  No obstante algunos  de  sus  hijos se destacaron  en  cargos  blicos  como  Félix  Ochoa Pacheco que llegó a ser Capitán del Partido de San Andrés y la Hacienda de las Cruces


Para  ayudar  a  solventar  la  crisis  económica  familiar  José  Isidoro  se  valió  de  la concertación de  matrimonios consanguíneos, casando a dos de sus cuatros hijas con
primos hermanos, mientras que de sus hijos cuatro se casaron con parientas más o menos cercanas.

La historia de José Isidoro Ochoa, el nieto huérfano del tronco de la familia Ochoa de Holguín



Tomado de Tesis de Grado, Carrera de Historia, Universidad Oscar Lucero Moya, Holguín, Cuba
Autora: Yulemis Sánchez Machado.
 

Jo Isidoro Ochoa Lozada, hijo de Diego Ochoa Ávila y María Nicolasa Lozada, al ser huérfano de padre fue criado por sus abuelos Jo Antonio Ochoa Segura y Rosalía de Ávila, quienes también se ocupan de su hermana María Rosalía. Fue la mano derecha de su abuelo, quien al fallecer le deja una sustanciosa parte de su herencia y el oficio de Ministro Factor del Tabaco compartido con su tío Juan Antonio. En 1801 Jo Isidoro le solicitó a su tío Manuel Trinidad una  considerable suma de dinero para (…) poder comprar y condicionar la armazón de la Factoría de Tabaco de San Pablo de Jiguaní donde era el Ministro Factor del Tabaco de S.M ().


Ese mismo o de 1801 José Isidoro le otorga un poder a su cuñado Jo Agustín Rodríguez para que (…) se persone en la ciudad de Bayamo y pida verificar el matrimonio con la ante dicha Dña.  María  Loreto  Pacheco  Báez,  en  los  propicios términos que  el propio  otorgante iniciare (). María Loreto era la sobrina del Regidor Alguacila Mayor de la ciudad de Bayamo Dn. Esteban Pacheco. En noviembre del propio o contrajeron nupcias, naciendo de  esta  unión  once  hijos:  Antonio  María,  Diego  Antonio,  Ana  Josefa,  Félix,  Manuel Trinidad, Liborio, Eleuterio, Jo Ángel, Octaviano y Eudosia  Ochoa  Pacheco.


Además de ser el Ministro Factor del Tabaco, Jo Isidoro se desempeñó como Alcalde Ordinario de  Segunda Elección en 1822; y aunque sus abuelos le dejaron una cuantiosa herencia  éste continuamente  tenía  problemas  económicos.  Al  escribir  su  testamento  vivía prácticamente en la indigencia, en casas alquiladas y con  atraso en el pago: (…) yo, dice en su Testamento, no aporte bienes   de  ninguna  especie,  pues  aunque tenía  alguna  no me  correspondían  en propiedad  y  solo  en  administración ()”.  Las deudas de José Isidoro variaban entre los 60 y 4.000 pesos.  No obstante algunos  de  sus  hijos se  destacaron  en  cargos  blicos  como  Félix  Ochoa Pacheco que llegó a ser Capitán del Partido de San Andrés y la Hacienda de las Cruces


Para  ayudar  a  solventar  la  crisis  económica  familiar  José  Isidoro  se  valió  de  la concertación de  matrimonios consanguíneos, casando a dos de sus cuatros hijas con


primos hermanos, mientras que de sus hijos cuatro se casaron con parientas más o menos cercanas.