Somos hijos del tiempo y las tradiciones, somos herederos de otros herederos my antiguos, armamos de presente lo que una vez fue pasado y creemos vestirlo de futuro, pero en fin, todo lo nuevo ya fue viejo alguna vez, eso sucede con ese rictus oloroso y dorado que nosw acompaña desde la infancia del mundo, ese modo de motivar el hambre y avivar endemoniadamente el apetito mientras un pobre y muchas veces pacífico animal nos mira inerte desde sus ojos muertos para en loco festín ser devorado. No seríamos justos si dijéramos no hay placer en nuestra condición de carnívoros, no seríamos leales si volteáramos el rostro a tan singular escena. y basta de palabritas escogidas y fracesitas elaboradas: Coño, qué rico es el puerco asa´o.
Somos hijos del tiempo y las tradiciones, somos herederos de otros herederos my antiguos, armamos de presente lo que una vez fue pasado y creemos vestirlo de futuro, pero en fin, todo lo nuevo ya fue viejo alguna vez, eso sucede con ese rictus oloroso y dorado que nosw acompaña desde la infancia del mundo, ese modo de motivar el hambre y avivar endemoniadamente el apetito mientras un pobre y muchas veces pacífico animal nos mira inerte desde sus ojos muertos para en loco festín ser devorado. No seríamos justos si dijéramos no hay placer en nuestra condición de carnívoros, no seríamos leales si volteáramos el rostro a tan singular escena. y basta de palabritas escogidas y fracesitas elaboradas: Coño, qué rico es el puerco asa´o.
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