Prensa desde 1900

10 de julio de 2010

En Holguín dibujantes e informáticos participan en el proyecto ANIMA


Una irrefrenable pasión por los dibujos animados une al colectivo de jóvenes dibujantes e informáticos holguineros enrolados en este proyecto del ICAIC

Por: Héctor Carballo Hechavarría

HOLGUÍN.— «¡Mamá, mamá, quiero ver los muñes!», le suplicó el chico a la madre en plena calle, tirándole del vestido.

—Por favooor, espera a que lleguemos a la casa —le respondió ella en su «despiste», mientras aguzaba la vista en espera de la próxima guagua.

—Después no, ahora —replicó bien plantado el muchacho y le indicó con insistencia el «origen» de tanto reclamo.

No sale de su asombro la joven madre. La imagen de la vetusta tintorería que esperaba ver, al tornar la vista, de pronto se ha esfumado. En su lugar descubre un establecimiento cuyas paredes están ataviadas por un colorido mural con escenas de dibujos animados del cine y la televisión.

Un vistoso anuncio pende sobre la puerta principal y le saca de dudas: ANIMA, Estudios de Animación del ICAIC en Holguín. Pero ya para ese instante la curiosidad de JR es también poderosa.

—¿¡Hummmh!? ¿Producción de dibujos animados fuera de la capital?

Sin embargo, tras franquear la puerta de cristales no se ve un muñequito por lugar alguno, al menos a simple vista. Por el contrario, lo que se advierte es a un grupo de jóvenes con rostros tan serios y ensimismados frente a los ordenadores que tal parecieran estar resolviendo complicados cálculos de astronomía.

Algunos de ellos garabatean trazos sin cesar sobre unas blancas cartulinas colocadas a trasluz. Son dibujantes. Se «palpan» los movimientos de sus propias manos, de los dedos, del rostro, y recomienzan el borroneo. Otros parecen hacer lo mismo, pero mediante la magia de los clicks y los teclados.

En la pantalla de uno de los monitores se ve entonces desfilar una larga fila de carritos locos. Poseen ojos chispeantes, brazos en forma de ruedas y mueven los «labios» cual si conversaran. Aún les falta el sonido.

Se trata del mundo real del cual brotan los muñes, esas figurillas que, incluso desde antes de que se inventaran el cine y la televisión no han dejado de encandilar por igual tanto a chicos como a «grandecitos».

Pasión de cuna

Adrián López Morín es uno de los responsables de que este ensueño se haya hecho realidad. «Son muchas las millas que hemos “nadado” hasta llegar hasta aquí», dice.

«Todo comenzó hace unos cuatro años con un proyecto para la promoción de dibujos animados, alrededor del cual se fue articulando un pequeño grupo de entusiastas. Su mayor capital no eran precisamente los recursos. Lo único verdaderamente en abundancia desde entonces ha sido el gran amor que sentimos por lo que hacemos», comenta el joven diseñador.

Ahora, al hacer un poco de historia, más que mencionar a quienes llegaron a tildarles de «chiflados», lo mejor es recordar a todos aquellos que compartieron la locura. Durante más de un año el castillo fue la casa de Adrián. El motor fue su vieja computadora. Luego «vivirían» una nueva temporada en una de las oficinas del cine teatro Ismaelillo, de la Ciudad de los Parques.

«En esas condiciones logramos realizar algunos spots promocionales, sobre todo de educación para la salud. Más tarde hicimos un videoclip basado en la canción El tren de la vida, de Faustino Oramas, el Guayabero. Este videoclip resultó premiado en una edición de los Lucas.

«Quienes no dejaron de confiar nunca en nosotros fueron los compañeros de la Dirección Provincial de Cultura. De hecho somos fruto de un convenio firmado entre el Ministerio de Cultura y el Instituto Cubano del Arte y la Industria Cinematográficas (ICAIC)», acota Adrián, al frente de los estudios ANIMA en Holguín.


De manera callada y sin que se les subiera la fama llegaron a producir una segunda parte dedicada a las melodías del inolvidable juglar holguinero.

Conjuntamente con los Estudios de Animación del ICAIC de la capital, el colectivo se encuentra enfrascado en estos momentos en la creación de un DVD de animados con alrededor de diez temas musicales concursantes en los festivales pioneriles Cantándole al Sol, de la región oriental.

Conocidas particularmente por los más pequeños de casa, entre sus producciones televisadas pueden citarse Mi familia percusión, Dónde está la magia, Mi amigo ki ki ri ki y Mis carritos.

Como uno de sus más ambiciosos proyectos tienen situada sobre la mesa del taller la producción de un corto basado en la emblemática obra Abdala, de nuestro Héroe Nacional José Martí, lo cual les ha obligado a emprender un acucioso estudio sobre la cultura maya.

Los modestos pero elocuentes resultados del equipo le ganaron además el reconocimiento de las autoridades políticas y gubernamentales del territorio. El proyecto cultural se incluyó entonces como parte del plan especial de inversiones en la conocida Plaza de la Marqueta, en pleno corazón de la ciudad de Holguín

Infantilmente serio

Marcel Carralero es graduado de la Escuela Profesional de Artes Plásticas de Holguín, El Alba. Tiene 25 años de edad, pero las historietas y los dibujos animados le siguen fascinando como el primer día.

«Llegué aquí atraído por los talleres impartidos por Adrián en las aulas. En aquellos momentos no habíamos pensado en trabajar en un estudio como este. Pero era algo que iba a buscar y hacer de todas maneras. Ahora resulta que dicen que soy un fundador», expresa con orgullo Marcel.

A su lado se encuentra Ariel Deyá, graduado de la misma institución y quien desde el segundo año de la carrera se imbricó en una historia similar.

La de Alejandro Reyes nos sorprende. Posee apenas 17 años de edad y es graduado del Instituto Politécnico de Informática Calixto García.

«Me enteré del proyecto por un amigo. Me presenté más que por mis conocimientos de Informática, porque me gusta dibujar desde pequeño. Pasé la prueba y me aceptaron. Esto puede parecer una diversión, pero realmente es una gran responsabilidad, un compromiso, porque de pronto descubres que trabajas especialmente para los niños», asevera Alejandro.

Adrián López se nos acerca nuevamente para precisarnos algunos puntos que, según él, no deberían quedar fuera.

«Somos como un rayito de esperanza para todas aquellas personas que en cualquier parte de nuestro país gustan de los animados experimentales. A todos ellos deseamos ratificarles desde Holguín que nuestras puertas se encuentran abiertas. Sabemos que en los Joven Club de Computación y Electrónica contamos con un gran potencial», reflexiona.

Finalmente solicita a nuestro diario publicar la dirección de correo por la cual los interesados pueden entablar comunicación con el colectivo: anima@animados.icaic.cu.

«Somos un estudio modesto, pero con unas alas enormes. Nos encontramos en franca maduración. Entre nuestros objetivos está todavía llegar a dominar las amplias posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías, los programas de animación digital y sobre todo continuar conformando el equipo.

«¿Hasta dónde queremos llegar? Te respondo como dice un personaje de un gustado filme de animados: al infinito y más allá», afirma sonriente Adrián.



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