Prensa desde 1900

19 de noviembre de 2009

La poesía y el ser en un instante exacto

Fotorreportaje de Kaloian Santos Cabrera

A sus sesenta años, el poeta Delfín Prats pasa sus días inmerso en una pequeña casa de la ciudad de Holguín, rodeado de tres sillas, una cama personal, un tocadiscos para escuchar la radio, una bicicleta cubana, unos mapas pegados a las paredes de color azul y su gato Amarillo. También conforman ahora su espacio la promotora literaria Pedro Ortiz y algunas presentaciones de libros.


Gracias a las inquietudes literarias del buen amigo y periodista Leandro Estupiñán, llegué hasta Pueblo Nuevo (así se llama el reparto donde vive Delfín) para hacerle fotos al bardo para una entrevista --o mejor una plática afable.

Delfín, aún desde un barrio periférico donde reina el ruido que "me molesta mucho porque me aburro", y donde no conserva libros (ni los suyos propios) al no ser el de turno que este leyendo, es cosmopolita. Menudo contraste con la escena donde actúa.

Su definición de sí mismo: "Yo nunca he cultivado la literatura profesionalmente, por lo tanto no hay razón para considerarme un escritor. Cuando han venido los poemas, los he escrito. Cuando me los han pedido para su publicación, los he entregado. Cuando los he visto aparecer en antologías, me he sentido satisfecho. Nunca he cultivado la poesía, no he aprendido a rimar ni a medir, ni a valerme de recursos retóricos propios de este arte. Si he dado en el clavo ha sido de chiripa. Por lo tanto no hay razón para considerarme un poeta. Y como no soy miembro de cofradía literaria alguna, ni estoy insertado en los medios culturales de Madrid, Roma, Perú, Londres o Ciudad México, no hay razón para encasquetarme el sombrerito de intelectual. En realidad convendría aplicarme el calificativo de 'vate', si la palabra no tuviera connotaciones de una brutalidad y una vanidad desconcertante. O de 'nabí', pero es regla que nadie lo es en su tiempo y espacio."


Más, en una reciente antología publicada en Cuba Literaria nombrada Cien poetas cubanos, encontré sobre Prats: "Su poesía participa del aliento testimonial de su tiempo, del tono conversacional común a su promoción, pero agrega la problematicidad biográfica, la mirada transida del mundo, cierto temor que no llega al tono elegíaco, la duda más que la afirmación rotunda. Su sinceridad no es, sin embargo, expresividad descarnada del acontecimiento vital, porque prefiere usar la gasa estética que cubre la realidad."

No es de extrañar que muchas voces autorizadas en el tema consideren a Prats como uno de los más talentosos de su época en la nación cubana. Tampoco debe caber la menor duda de lo anterior, hasta para quienes no están al tanto de la historia de los versos en esta Isla con solo leer:



NO VUELVAS A LOS LUGARES DONDE FUISTE FELIZ

No vuelvas a los lugares donde fuiste feliz.
Ese mar de las arenas negras
donde sus ojos se abrieron al asombro
fue sólo una invención de la nostalgia.

Extraviado en medio de la noche
no puedes recordar;
has perdido los senderos del sueño
y despiertas buscándolo en el ocio
y el juego de los soldados y su lengua,
extraña a tus oídos, había sido para él
un descubrimiento en este día hecho
para creer en la memoria de ambos
como las montañas que entonces los rodearon.

Di adiós a los paisajes donde fuiste feliz.

Vive la plenitud de la soledad
en el primer instante
en que asumes la separación,
como si ya su estatua
en ti elevada por el amor,
para la eternidad fuera esculpida
contra el cielo de aquella isla,
contra sus ojos, más grandes
y más pavorosos que el silencio.

Y es que poder conversar con él e intuir que fluye una amalgama universal de culturas es una sensación inusitada.

Con los que comentamos que habíamos estado entrevistando a Delfín y le conocían, nos miraban como si hubiésemos alcanzado el Olimpo.

Se lee en la entrevista ya referida, a publicarse próximamente en La Gaceta de Cuba: "Hace mucho tiempo que no escribe. Tanto silencio ha dejado una traza de inquietudes a lo largo de este país. Unos se preguntan, ¿Se habrá muerto?, y el poeta repite pensativo, '¡Se habrá muerto!'. Otros quieren saber, '¿Se habrá ido del país?', y el poeta aún más pensativo, subraya, '¡Sí señor! Se habrá ido del país '. Equívocos como en un vodevil. Si allí está, o por ahí va, o aquí estuvo. Lo más fácil del difícil mundo de Delfín Prats es encontrarle, verle, hablarle en los últimos tiempos." 


Y uno duda, ¿cómo es posible que un poeta como él se haya apartado de las palabras, de la creación?

"Yo a veces quisiera estar escribiendo porque sería una válvula de escape; pero tengo mucho miedo. Como considero logrados algunos de mis poemas, de pronto empezar a escribir, y que eso que escriba no sirva. No quisiera escribir dentro de una retórica, tampoco volver a repetir mis mismos logros."

Habla de trece poemas nacidos al fragor de la bohemia habanera de los años sesenta del siglo pasado, contenidos en un libro bajo el título Lenguaje de Mudos (Ediciones Unión, La Habana, 1968), ganador del premio David.

También los recopilados en Para festejar el ascenso de Ícaro (Ediciones Unión, La Habana, 1987), premio de la Crítica, otorgado por las editoriales y el Ministerio de Cultura a las diez obras más representativas del año 1988.

Ahora queda el poeta a merced de las instantáneas. Trato de que fluya un encuentro donde se funden en un instante exacto la poesía y el ser.


1 comentario:

  1. A Delfin Lo conocí en aquella Habana del año 68,69 del siglo pasado discriminado,perseguido,al igual que Arenas y nos leía sus poemas de lenguaje de mundos en el descanso de una escalera por la calle O .Con miedo,clandestino.asi fue.Tony.

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